La proporción de empresas europeas que consideran a China como uno de sus principales destinos de inversión ha alcanzado un mínimo histórico, según afirmó el viernes un grupo de presión empresarial europeo, advirtiendo de que podría llevar años restablecer la confianza en la segunda economía mundial.

La Cámara de Comercio de la Unión Europea en China afirmó en la última edición de su Encuesta de Confianza Empresarial que las perspectivas para hacer negocios en China también se encontraban en su punto más bajo en los 20 años de historia del informe, con más de una cuarta parte de los encuestados pesimistas sobre su potencial de crecimiento actual y un 44% pesimistas sobre las perspectivas futuras.

Con la economía china enfrentándose a vientos en contra y el presidente Xi Jinping instando a la autosuficiencia y a que los funcionarios sigan adelante con un modelo de desarrollo centrado en la producción e impulsado por el endeudamiento, a pesar del rechazo de Occidente, las empresas extranjeras se sienten menos bienvenidas que antes.

La jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente francés, Emmanuel Macron, instaron el lunes a Xi a garantizar un comercio más equilibrado con Europa, pero el líder chino mostró pocos signos de estar dispuesto a ofrecer concesiones importantes durante su estancia en París.

"Hay señales preocupantes de que algunas empresas europeas están aislando sus operaciones o reduciendo sus ambiciones en China, ya que los retos a los que se enfrentan empiezan a superar los beneficios de estar aquí", declaró Jens Eskelund, presidente de la cámara.

"Aunque el gobierno chino señala con frecuencia su intención de mejorar el entorno empresarial, ahora necesitamos ver acciones concretas para restaurar la confianza de los inversores".

Sólo el 13% de las empresas afirmaron que actualmente ven a China como un destino de inversión de primer orden, según la cámara, una cifra inferior al 16% de 2023 y mucho más baja que durante la pandemia, cuando el estricto régimen de Pekín de cero COVID hizo que esa cifra cayera de una quinta parte a un 17% en 2019, un 19% en 2020, un 27% en 2021 y un 21% durante 2022, el año en que finalmente se levantaron los frenos.

BASF, Maersk, Siemens y Volkswagen se encuentran entre los miembros de la cámara.

"Las empresas europeas se enfrentan a crecientes incertidumbres en China, en gran parte debido a la volatilidad económica y a una dirección política menos predecible", declaró Denis Depoux, director general mundial de la consultora de gestión Roland Berger.

La pandemia y la crisis inmobiliaria han puesto al descubierto los límites del modelo de desarrollo chino, según los analistas. Y como el desequilibrio inversión-consumo de China es más profundo que el de Japón en los años 80 -antes de sus infames "décadas perdidas"-, la economía corre el riesgo de ralentizarse hasta tal punto que parezca estar en recesión.

Las empresas europeas están sintiendo el pellizco, según la cámara, ya que el número de empresas que declaran aumentos de ingresos también se encuentra en su nivel más bajo jamás registrado. Paralelamente, cerca del 40% de los encuestados afirmaron que la renqueante economía china era su mayor reto empresarial, mientras que la ralentización de la economía mundial ocupaba un distante segundo lugar, con un 15%.

"Las empresas siguen desplazando las inversiones previstas inicialmente para China hacia mercados alternativos que se perciben como más predecibles, fiables y transparentes", afirmó la cámara.

"Como las decisiones de inversión se toman en ciclos y no se toman a la ligera, revertirlas no será posible de la noche a la mañana". (Reportaje de Joe Cash; Edición de Raju Gopalakrishnan)