El dólar australiano y el neozelandés obtuvieron un respiro de la presión vendedora el viernes, después de que un informe poco alentador sobre las solicitudes de subsidio por desempleo en EE.UU. provocara una caída precipitada de su homólogo estadounidense.

Los analistas sospechaban que el aumento de las peticiones de subsidio de desempleo era en parte un parpadeo estadístico, pero aun así fue suficiente para hacer caer los rendimientos de los bonos del Tesoro y el dólar.

Ello contribuyó a que el dólar australiano subiera a 0,6612 dólares, desde el mínimo de 0,6566 dólares alcanzado a primera hora del jueves. Sin embargo, sigue sin alcanzar la importante resistencia de 0,6650 dólares, que ha limitado a la divisa desde enero.

El kiwi se situó en 0,6035 dólares, tras rebotar un 0,5% durante la noche. El soporte se sitúa en torno a los 0,5982 $, con la resistencia en el reciente máximo de los 0,6050 $.

El dólar australiano también marcó un máximo de cuatro meses frente a la libra esterlina después de que el Banco de Inglaterra abriera la puerta a recortes de tipos ya en junio y señalara que, en última instancia, la política podría tener que relajarse aún más de lo que los mercados estaban valorando.

Así, el dólar australiano alcanzó los 0,5287 libras, frente a los 0,5175 de principios de mayo.

Los mercados dan ahora una probabilidad del 50% de que el Banco de Inglaterra recorte su política monetaria en junio y están casi totalmente preparados para agosto. También implican un 88% de posibilidades de que el Banco Central Europeo flexibilice en junio, mientras que la Reserva Federal se ve moviéndose en septiembre.

En el caso de Australia, la obstinada inflación interna ha llevado al mercado a descartar cualquier perspectiva de recorte este año, e incluso un 27% de probabilidades de que el próximo movimiento sea al alza.

La directora del Banco de la Reserva de Australia (RBA) dijo esta semana que esperaba que los tipos no tuvieran que volver a subir, pero ofreció escasas perspectivas de que se produjera alguna relajación.

Una limitación para el banco central es que la política fiscal será modestamente expansiva el año que viene, en gran parte debido a un recorte considerable del impuesto sobre la renta previsto para el 1 de julio.

El gobierno laborista publica su presupuesto para 2024/25 la semana que viene y está bajo presión para ofrecer más alivio del coste de la vida, probablemente en forma de rebajas energéticas.

"Los recortes del impuesto sobre la renta impulsarán el gasto de los consumidores y apuntalarán la inflación", dijo Paul Bloxham, jefe de economía australiana de HSBC. "Además, con unas elecciones federales previstas para mediados de 2025, la tentación de gastar más será alta".

"Esperamos que la política presupuestaria impulse el crecimiento pero también aumente la inflación en 2024/25", añadió. "La política fiscal puede ser una razón más para que el RBA mantenga su tipo de efectivo más alto durante más tiempo". (Reportaje de Wayne Cole Edición de Shri Navaratnam)