Por James Mackenzie y Nidal al-Mughrabi

JERUSALÉN/EL CAIRO (Reuters) - Siete meses después del inicio de la guerra, las tropas de israelíes vuelven a combatir en el norte de la Franja de Gaza, en zonas que se suponía que habían sido despejadas hace meses, lo que pone de relieve los crecientes interrogantes sobre el objetivo declarado del Gobierno de eliminar a Hamás.

Mientras los carros de combate han comenzado a penetrar en la ciudad meridional de Ráfah, donde el ejército afirma que están atrincherados los cuatro últimos batallones intactos de Hamás, se han producido encarnizados combates en la zona de Zeitoun, en la ciudad de Gaza, y en los alrededores de Jabalia, al norte, zonas que el ejército controló el año pasado antes de retirarse.

La reanudación de los combates -en medio de la presión internacional a favor de un alto el fuego- ha acentuado la preocupación en Israel de que la falta de un plan estratégico claro para Gaza deje a Hamás el control efectivo del enclave que gobierna desde 2007.

Mientras Israel celebra el martes uno de sus Días de la Independencia más sombríos, un final claro de la guerra parece más lejano que nunca.

Atrincherado en la extensa red de túneles que discurre bajo las ruinas de Gaza, Hamás parece conservar un amplio apoyo entre una población marcada por una campaña que ha matado a más de 35.000 palestinos y ha obligado a la mayoría de los gazatíes a abandonar sus hogares.

"Si confiamos en una estrategia de desgaste continuo o de operaciones quirúrgicas contra Hamás, no se logrará el objetivo del colapso gubernamental o militar", afirmó Michael Milshtein, exoficial de inteligencia militar y uno de los expertos más destacados de Israel en el movimiento islamista.

El subsecretario de Estado estadounidense, Kurt Campbell, dijo el lunes que Washington dudaba de que Israel lograra "una victoria arrolladora en el campo de batalla".

ALIADOS DE LA DERECHA DURA

Durante las últimas semanas, representantes del gabinete han instado a Netanyahu a formular una política clara para Gaza "el día después", según dos fuentes de seguridad.

Sin embargo, Netanyahu ha insistido hasta ahora en la victoria total, respondiendo a la presión de aliados de la extrema derecha como el ministro de Seguridad, Itamar Ben-Gvir, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, cuyo apoyo necesita para mantener unida su coalición gobernante.

A pesar de los llamamientos internacionales para que se reanuden los esfuerzos encaminados a encontrar una solución al conflicto, que dura ya décadas, las conversaciones sobre un acuerdo político han sido rechazadas repetidamente por un Gobierno que se niega a contemplar cualquier paso hacia un Estado palestino independiente.

Esto le ha obligado a buscar una solución puramente militar que ha complicado la tarea de las tropas sobre el terreno.

Esta semana, el Canal 13 de noticias de Israel informó de que el comandante del ejército, Herzi Halevi, había dicho a Netanyahu que, sin un impulso serio para construir un Gobierno palestino alternativo en Gaza, los militares se enfrentaban a un "esfuerzo de Sísifo" para derrotar a Hamás, una referencia al personaje de la mitología griega condenado a empujar sin cesar una roca cuesta arriba.

Altos cargos israelíes habían hablado anteriormente de recurrir a líderes civiles o de clanes locales no asociados a Hamás ni a la Autoridad Palestina, que ejerce una forma limitada de soberanía en Cisjordania, para proporcionar una alternativa.

Sin embargo, estos esfuerzos han resultado infructuosos, según Milshtein. "Hamás sigue siendo el poder dominante en Gaza, incluso en el norte de la Franja", afirmó.

"¿QUÉ VIENE DESPUÉS DE RÁFAH?"

Por el contrario, los objetivos estratégicos de Yahya Sinwar, el líder de Hamás en Gaza, parecen claros: sobrevivir a la guerra con fuerza suficiente para reconstruirse, lo que se refleja en su insistencia en una retirada completa de las fuerzas israelíes como condición para cualquier acuerdo de alto el fuego.

son tácticas de supervivencia para Hamás y pronto Israel se verá obligado a responder a la pregunta "¿qué viene después de Ráfah?", ha declarado un representante palestino no aliado de Hamás, que está cerca de las estancadas conversaciones mediadas por Egipto y Qatar.

Aún no está claro cuántos combatientes de Hamás y de otros grupos armados DE milicianos de Gaza han muerto. Las cifras de víctimas publicadas por el Ministerio de Sanidad de Gaza no distinguen entre civiles y combatientes.

El propio Netanyahu ofreció esta semana una cifra de unos 14.000, lo que supondría aproximadamente la mitad del número total de combatientes de Hamás que el ejército israelí estimó al comienzo de la guerra.

Hamás ha dicho que las estimaciones israelíes exageran el número de muertos y que, en cualquier caso, los combatientes han adaptado sus tácticas a medida que sus unidades organizadas se han ido desintegrando.

A pesar de las fuertes presiones de Estados Unidos para que no se lance un asalto a Ráfah, cuya población se ha visto incrementada por cientos de miles de palestinos desplazados, los comandantes israelíes han comenzado a adentrarse en la ciudad. No está nada claro a qué se enfrentarán en sus estrechas calles si lanzan un asalto a gran escala.

"Nuestros combatientes eligen sus batallas, no permiten que la ocupación nos imponga el tiempo o el terreno de batalla porque no tenemos las mismas capacidades militares", dijo un combatiente de una de las facciones armadas.

"No tenemos que enfrentarnos cara a cara, pero los ocupantes y los invasores perderán soldados y vehículos casi todos los días, aquí y allá dentro de Gaza. Nunca se conformarán."

No está claro hasta dónde está dispuesto a llegar Israel. Las encuestas siguen mostrando un amplio apoyo a la guerra entre una población aún traumatizada por el ataque dirigido por Hamás el 7 de octubre, en el que murieron unas 1.200 personas y más de 250 fueron tomadas como rehenes en Gaza.

Sin embargo, las protestas semanales de las familias de los rehenes por el fracaso a la hora de traer a casa a los que aún permanecen cautivos han demostrado que ese apoyo va acompañado de la ira contra un Gobierno al que la mayoría de los israelíes culpan de los fallos de seguridad que precedieron al ataque.

Los abucheos a Netanyahu y a algunos de sus ministros en las ceremonias del lunes por el Día de los Caídos en la Guerra de Israel muestran el descontento general que parece existir en el país, según Yossi Mekelberg, investigador asociado del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Chatham House, en Londres.

"Se ve a algunos representantes del Gobierno acudir a los cementerios, y algunos de ellos, bastantes, se enfrentan a familias muy enfadadas y a otras que les culpan de lo ocurrido en los últimos siete meses", afirmó.

(Información adicional de Andrew MacAskill en Londres; editado por Alex Richardson; editado en español por Mireia Merino)