Es probable que el Banco Central Europeo recorte los tipos de interés en junio, pero la entidad no tiene prisa por relajar su política, por lo que las medidas posteriores podrían espaciarse para dar tiempo a la evaluación, según afirmó el jueves el responsable de política económica del BCE, Martins Kazaks.

El BCE prácticamente ha prometido un recorte de los tipos el 6 de junio, por lo que el debate se ha trasladado a la rapidez de su próximo movimiento y a las condiciones que deben cumplirse para una mayor relajación.

"Creo que nos beneficiaría un camino medido a la baja", dijo Kazaks, gobernador del banco central de Letonia, a Reuters al margen de una conferencia. "Es mucho más fácil tomar decisiones cuando tenemos las reuniones de perspectivas y nuevas proyecciones".

Aún así, junio era una apuesta segura, ya que por ahora se daban todos los requisitos para la medida y la economía evolucionaba en gran medida según lo previsto, dijo Kazaks.

"Dado que la inflación se moverá lateralmente durante la mayor parte del año, no debería esperarse algún tipo de acción en cada reunión", dijo Kazaks.

El BCE publicará nuevas proyecciones el 6 de junio, y de nuevo en septiembre y diciembre, con reuniones en julio y octubre que servirán como sesiones intermedias en las que los responsables políticos evaluarán los avances con respecto a sus previsiones.

Los comentarios alinean a Kazaks con el jefe del banco central holandés, Klaas Knot, que también ha defendido que los recortes trimestrales de los tipos se ajusten a las nuevas previsiones.

Kazaks afirmó que los recortes de tipos en las reuniones intermedias deberían producirse si la evolución económica se desviara bruscamente de las propias perspectivas del BCE; de lo contrario, los responsables políticos deberían abstenerse.

Los mercados también anticipan un enfoque de este tipo, ya que se descuentan aproximadamente tres recortes, con los pasos previstos alineados con las previsiones trimestrales del BCE.

"Estoy relativamente bien con la actual fijación de precios del mercado y perturbarla sólo significaría crear más volatilidad", dijo Kazaks. "Pero no creo que debamos arriesgarnos a que los mercados vuelvan a fijar los precios".

Kazaks afirmó que el tipo de depósito del 4% del BCE se encuentra ahora "profundamente" en territorio restrictivo, lo que significa que incluso después de los primeros pasos, los tipos altos seguirán frenando el crecimiento de la economía, mitigando el riesgo de que la inflación se afiance.

El BCE tiene como objetivo una inflación del 2% y prevé que los precios se sitúen justo por encima de su objetivo en lo que queda de año, antes de que la desinflación retome el ritmo el año que viene y se sitúe en el objetivo en 2025.

"La economía no está extremadamente débil, por lo que no hay motivos para precipitar los recortes de tipos. Hagámoslo de forma mesurada y sigamos siendo pacientes", dijo Kazaks.