La inflación de la zona euro va camino de volver al 2% el año que viene, por lo que los responsables políticos del Banco Central Europeo concluyeron el mes pasado que probablemente estarán en condiciones de recortar los tipos de interés en junio, según mostró el relato de su reunión de abril.

El BCE mantuvo el mes pasado los tipos de interés en su nivel récord, pero dejó claro que su próximo movimiento será un recorte, muy probablemente el 6 de junio, siempre que los datos sobre salarios e inflación se mantengan en su actual senda, relativamente benigna.

"Se consideró plausible que el Consejo de Gobierno estuviera en condiciones de empezar a relajar la restricción de la política monetaria en la reunión de junio si las pruebas adicionales recibidas para entonces confirmaban las perspectivas de inflación a medio plazo incluidas en las proyecciones de marzo", declaró el BCE en el informe de la reunión del 10 y 11 de abril, publicado el viernes.

En las semanas transcurridas desde la reunión de abril, los responsables políticos han confirmado que el recorte del 6 de junio es prácticamente un hecho, pero que la trayectoria de los tipos más allá de esa fecha es incierta, dada la volatilidad de la inflación y un posible retraso por parte de la Reserva Federal estadounidense de sus propios recortes de tipos.

La mayoría, sin embargo, sostiene que el de junio no será un recorte singular y único, aunque el calendario de los movimientos posteriores no debería predeterminarse de antemano, para dar flexibilidad a los responsables políticos en caso de cambios bruscos en las condiciones económicas.

"El riesgo de no alcanzar el objetivo de inflación y tener que pagar finalmente un precio demasiado alto en términos de descenso de la actividad se consideraba ahora al menos tan alto como el riesgo de actuar demasiado pronto y sobrepasar el objetivo a medio plazo", añadió el BCE.

Los mercados ven ahora hasta tres recortes de tipos este año, o dos más allá de junio, muy probablemente en septiembre y diciembre, cuando el BCE publique también nuevas proyecciones económicas.

La inflación de la zona euro se mantuvo estable en el 2,4% el mes pasado y se espera que oscile en torno a este nivel durante el resto del año, antes de volver a relajarse hasta el objetivo del 2% fijado por el BCE para 2025.

Aunque el BCE ha declarado públicamente que su política no dependía de los movimientos de la Reserva Federal, las decisiones tomadas por el mayor banco central del mundo repercuten en las condiciones de financiación de todo el planeta, lo que limita la libertad del BCE, ya que un aumento del diferencial de tipos debilita el euro y empuja al alza la inflación importada. (Reportaje de Balazs Koranyi; Edición de Toby Chopra)