En los últimos días, todo ha jugado a favor de un dólar más fuerte. Empezando por el endurecimiento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, que cogió por sorpresa a los mercados de renta variable, pero no tanto a los operadores de divisas. El índice del dólar (DXY) cotiza por encima de 106, su mejor nivel del año. Hay que remontarse al pasado mes de octubre para encontrarlo (brevemente) por encima de ese nivel. Esta fortaleza también es visible frente al euro, con el tipo de cambio en 1,060 USD / 1,070 EUR. También en este caso, el billete verde se encuentra en su nivel más alto desde principios de noviembre. No es de extrañar: el mercado ha pasado de un escenario en el que la Fed es el motor indiscutible de la relajación monetaria a otro en el que podría encontrarse al final de la cola.
Ante la ralentización de la inflación y las dificultades de la economía, el Banco Central Europeo podría recortar los tipos ya en junio. La Reserva Federal, por su parte, ha perdido su colchón, ya que la inflación muestra signos de fortaleza, mientras que la economía se comporta con solidez. Los inversores han aplazado sus esperanzas de relajación en EE.UU. hasta septiembre, en el mejor de los casos.
Al mismo tiempo, las tensiones entre Israel e Irán también están fortaleciendo al dólar. La situación no se ha descontrolado gracias a los esfuerzos de la diplomacia estadounidense, pero es probable que Oriente Próximo y Oriente Medio vuelvan a deslizarse hacia un aumento de la violencia.
