El Consejo de Estado está recabando opiniones de las provincias y los organismos gubernamentales sobre el plan preliminar, según información obtenida de personas familiarizadas con el asunto. El artículo afirma que se pediría a las empresas estatales locales que contribuyeran a la compra de viviendas no vendidas a promotores en apuros con grandes descuentos, utilizando préstamos proporcionados por bancos estatales, y añade que muchas de estas viviendas se convertirían después en viviendas asequibles.

Las autoridades chinas están debatiendo actualmente los detalles y la viabilidad del plan, y podría llevar meses ultimarlo si los dirigentes del país deciden seguir adelante, señala Bloomberg.

Un sector en crisis

El sector inmobiliario chino lleva años de capa caída. Desde 2022, una serie de medidas políticas no han logrado dar la vuelta a una parte de la economía que representa una quinta parte del producto interior bruto (PIB) del país y sigue siendo un lastre importante para el gasto y la confianza de los consumidores.

Las estimaciones varían mucho, pero los analistas coinciden en que hay decenas de millones de pisos sin terminar en toda China, tras un boom de la construcción que se convirtió en debacle.

Los bancos se han mostrado reacios a hacer caso de los reiterados incentivos de Pekín para aumentar el crédito al problemático sector, dados los riesgos de que aumenten las deudas incobrables.