La OPV de Arm fue 12 veces sobresuscrita, según fuentes bien informadas, lo que ilustra el entusiasmo generado por esta extraordinaria operación. A pesar de su tamaño, unos 54.500 millones de dólares, la empresa no podrá competir con las mayores OPV de la historia. Pero el posicionamiento único de Arm, que trabaja con casi todos los actores mundiales de la electrónica de consumo, creó una enorme convocatoria de ofertas. Sólo había que ver la batalla entre Nvidia, Apple, Amazon, Intel y otros por un trozo del pastel para darse cuenta de ello.

Masayoshi Son fija un precio razonable

La horquilla de precios inicial de 47 a 51 USD para la operación podría haberse superado. De hecho, el Wall Street Journal informó anoche de un precio de 52 USD. Pero los banqueros, que se habían reunido en las oficinas del asesor financiero de SoftBank, el Raine Group, argumentaron que era mejor renunciar al dólar extra, que por cierto representaba 1.000 millones de dólares más de valor. En su opinión, esto podría dar lugar a un aumento mayor cuando la acción debute en el Nasdaq el jueves, y pronosticaron que podría cotizar entre 57 y 62 dólares en función de la reacción de los inversores. Masayoshi Son, consejero delegado de SoftBank, siguió el consejo. 
 
Las 10 mayores OPV estadounidenses de los últimos cuatro años han perdido una media del 47% respecto al precio de cierre de su primer día de cotización, según LSEG. De estas operaciones, sólo Snowflake y Airbnb terminaron bien, en el sentido de que las acciones cotizan actualmente por encima o muy por encima de sus niveles de OPV. Sin embargo, Arm se encuentra en una situación completamente distinta a la de las start-ups no rentables que han recibido dinero gratis a cuentagotas hasta hace poco.

Una valoración de geometría variable

Cabe señalar, no obstante, que el grupo japonés recompró el mes pasado la participación del 25% que poseía otra de sus entidades, el Vision Fund, sobre la base de una valoración de 64.000 millones de dólares, es decir, unos 10.000 millones más que el valor calculado para la OPV. La decisión de aumentar la participación del 75% al 100% se tomó porque SoftBank temía que el mantenimiento del Vision Fund en el capital pesara sobre las acciones de Arm tras la OPV, creando la amenaza de una gran entrada de papel a corto plazo. Las partes habían explicado que estaban vinculadas por acuerdos especiales y que este nivel de valoración no sería necesariamente el utilizado para la OPV. Y este fue el caso. 
 
Al mismo tiempo, el acuerdo de venta permitió a SoftBank mejorar el rendimiento del Vision Fund. Inversores como el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudí y Mubadala, de Abu Dhabi, habían estado presionando para conseguir algo de efectivo tras sufrir pérdidas en anteriores apuestas de SoftBank que habían salido mal. La empresa japonesa también ha suscrito un compromiso de conversación para asegurar a los inversores que no habrá presiones sobre las acciones a corto plazo. La colocación cubre aproximadamente el 9,4% de las acciones.
 
SoftBank también ha dicho a los inversores de la OPV que la valoración de 64.000 millones de dólares "se ha determinado con referencia a los términos de un acuerdo contractual previo" con el Vision Fund y no debe tomarse como una indicación del valor real de Arm, según una presentación regulatoria. La empresa no facilitó detalles sobre los términos del acuerdo.

Vision Fund se despierta

El Vision Fund volvió a registrar resultados positivos en el último trimestre, gracias al entusiasmo de los inversores por la inteligencia artificial, que impulsó el valor de algunas de las empresas emergentes en las que invirtió. Las pérdidas anteriores en empresas como WeWork, proveedor de espacios de trabajo, y Didi Global, empresa de transporte compartido, mermaron el interés de los inversores. De hecho, Vision Fund 2 ha tenido dificultades para convencer a alguien que no fuera SoftBank y sus ejecutivos, que aportaron los 56.000 millones de dólares de capital para esta segunda entidad.
 
Sin embargo, la OPV de Arm sobre la base de una valoración de 54.500 millones de dólares es un buen negocio en comparación con el acuerdo de venta firmado con Nvidia en 2021, que valoraba el activo en 40.000 millones de dólares. SoftBank tuvo que dar marcha atrás en el acuerdo por la oposición de los reguladores antimonopolio, que habían sido ampliamente alertados por otros gigantes tecnológicos, asustados ante la idea de que uno de ellos se apropiara de este "activo común". SoftBank adquirió Arm en 2016 por 32.000 millones de dólares.

Un modelo único

El negocio de Arm ha ido mejor que el de la industria del chip en general porque licencia diseños en lugar de pagar por fabricar sistemas ella misma. Su tecnología se ha hecho omnipresente en smartphones y centros de datos, generando lucrativos royalties.

Sin embargo, la demanda de teléfonos inteligentes se ha debilitado, lo que ha lastrado los beneficios de Arm. Los inversores también se fijaron en la exposición de Arm a China, dadas las tensiones geopolíticas con EE.UU. que han provocado una carrera por el suministro de chips.