El dólar australiano y el neozelandés trataban de superar resistencias importantes el miércoles, ya que una oleada de compras contra el yen japonés les dio un impulso más amplio y compensó unos datos salariales más suaves en su país.

El sentimiento también se vio impulsado por un informe de Bloomberg según el cual Pekín estaba considerando la posibilidad de que los gobiernos locales compraran las viviendas no vendidas, proporcionando así un apoyo muy necesario al asediado sector inmobiliario.

La combinación ayudó al aussie a alcanzar un máximo de dos meses en los 0,6651 dólares, tras haber cotizado brevemente tan bajo como los 0,6578 dólares durante la noche. Ahora se enfrenta a una mayor resistencia en torno a los 0,6667 dólares.

También alcanzó su segundo valor más alto en el yen en más de una década, ya que los inversores se amontonaron en las operaciones de carry trade - tomar prestados yenes a tipos bajos para comprar alternativas de mayor rendimiento.

Subió por última vez a 104,00 yenes, habiendo subido un 4% en sólo 10 sesiones hasta acercarse a un máximo de finales de abril en 104,88. Una ruptura de ese máximo llevaría al aussie a probar un máximo de principios de 2013 en 105,43.

El dólar kiwi rompió su máximo de mayo para alcanzar los 0,6057 $, tras recuperarse de una caída hasta los 0,5995 $ en la sesión anterior. Una ruptura abriría el camino hacia el máximo de abril en 0,6084 dólares.

Todo este impulso ayudó a los alcistas australianos a hacer a un lado los datos que mostraban que el crecimiento salarial australiano se ralentizó inesperadamente hasta un 4,1% anual en el primer trimestre, lo que disminuyó las posibilidades de una nueva subida de los tipos de interés.

Los futuros implican ahora en torno a un 10% de probabilidad de una subida del tipo de efectivo del 4,35% del Banco de la Reserva de Australia (RBA), frente al 40% de principios de la semana pasada.

Por otra parte, tampoco muestran muchas perspectivas de un recorte de los tipos hasta abril del año que viene.

Por el contrario, los inversores apuestan fuertemente a que el Banco Central Europeo relajará los tipos el mes que viene, y el Banco de Inglaterra en agosto. La Reserva Federal se inclina por un recorte en septiembre, aunque mucho depende de lo que muestren los datos de inflación de EE.UU. más tarde el miércoles.

Los mercados de deuda, mientras tanto, ponderaban los detalles del presupuesto anual de Australia que contenía rebajas energéticas que mecánicamente reducirán la inflación general en 2024/25, pero que también podrían apoyar el gasto de los consumidores.

Los bonos no se vieron afectados por las noticias de que el gobierno casi había duplicado su emisión de bonos hasta los 90.000 millones de dólares australianos (59.790 millones de dólares) en 2024/25, todavía menos de lo que el Tesoro estadounidense toma prestado en una semana.

Los rendimientos de los bonos australianos a 10 años se mantuvieron estables en el 4,33%, cotizando 11 puntos básicos por debajo de sus homólogos estadounidenses. (1 dólar = 1,5053 dólares australianos) (Reportaje de Wayne Cole; Edición de Jamie Freed)