MADRID, 6 jul (Reuters) - A Alberto Núñez Feijóo le gusta cultivar su reputación de aburrido, un rasgo de su personalidad que podría darle ventaja este mes en la reñida contienda por convertirse en el próximo presidente del Gobierno de España.

"Lo que para algunos puede resultar aburrido, creo que para la mayoria de los ciudadanos son cualidades que debe de tener un presidente del Gobierno", dijo Feijóo el 19 de junio en un foro madrileño de políticos, empresarios y medios de comunicación.

El político nunca ha perdido unas elecciones en su Galicia natal, y los sondeos de opinión sitúan a su conservador Partido Popular (PP) como favorito para ganar la mayoría de los escaños en las elecciones generales anticipadas que el presidente Pedro Sánchez ha convocado para el 23 de julio.

Pero las mismas encuestas también predicen que Feijóo necesitaría formar una coalición con Vox, partido antimusulmán y antifeminista, para asegurarse la mayoría parlamentaria, lo que daría a un partido de extrema derecha un papel directo en el Gobierno por primera vez desde que la dictadura de Francisco Franco terminó con su muerte en 1975.

Según Manuel Arias Maldonado, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Málaga, es probable que parte del electorado español esté dispuesto a tolerar una coalición PP-Vox si ello supone que el país está dirigido por un gobernante que ofrezca seguridad pese a su perfil insulso.

Es posible que quieran ver a un tecnócrata al timón, según Arias Maldonado, y Feijóo se ha mostrado ansioso por demostrar que encaja en ese perfil.

"Así que no aguarden en este candidato grandes alharacas ni giros de guion de última hora, sino certezas, moderación y estabilidad", dijo Feijóo, de 61 años, en el mismo acto de Madrid.

En marzo de 2022, Feijóo salió del anonimato como presidente de la región de Galicia, en el noroeste de España, en sustitución del más combativo Pablo Casado como líder nacional.

Feijóo no tardó en enderezar el rumbo. El índice de aprobación del PP ha subido casi 13 puntos porcentuales desde entonces, alcanzando el 36,8% en julio, según una encuesta de GAD3 para ABC.

La misma empresa de sondeos da al PP 155 escaños el 23 de julio y a Vox 29, lo suficiente para superar el umbral de 176 escaños necesarios para lograr la mayoría absoluta, con los socialistas de Sánchez (PSOE) por detrás con 107 escaños.

Un sondeo del CIS publicado en los mismos días situaba al PSOE y al PP prácticamente a la par, aunque esta institución de sondeos sobrevaloró los resultados de Sánchez en mayo.

El padre de Feijóo trabajó como encargado de obras de hidroeléctricas y su madre era ama de casa.

Nació en una aldea enclavada entre escarpados cañones y monasterios románicos, y vivió con su familia encima de la tienda que regentaba su abuela hasta que fue enviado a un internado cuando cumplió 10 años. Desde entonces, los cumpleaños han sido "agridulces", dijo en una entrevista el año pasado.

La ambición de Feijóo --que tuvo un hijo, también llamado Alberto, con su pareja Eva Cárdenas en 2017-- de convertirse en juez se vio truncada cuando su padre fue despedido y él entró al cuerpo de funcionarios gallego. Ascendió rápidamente y a los 35 años ya dirigía el servicio nacional de salud.

Entró en política a través de la consejería de un gobierno del PP en Galicia y, desde que se convirtió en presidente regional, ha ganado cuatro elecciones consecutivas, atrayendo a un amplio espectro de votantes, desde el centro hasta la extrema derecha.

El PP confía en que Feijóo pueda llevar estos resultados al escenario nacional, y el partido ha forjado acuerdos de coalición con Vox en docenas de regiones y municipios desde las elecciones locales de mayo.

El PSOE obtuvo malos resultados en esos comicios, lo que provocó la convocatoria de elecciones anticipadas por parte de Sánchez.

Las previsiones de suma de los votos del PP y Vox para el 23 de julio se han visto mermadas, según algunos encuestadores, por las incómodas negociaciones de política regional sobre cuestiones sociales como los derechos de los homosexuales, y Feijóo tampoco tiene experiencia en tratar con Vox, que no tenía presencia en Galicia.

Según José Pablo Ferrándiz, analista político de Ipsos en España, esto puede suponer un obstáculo. "La complicación que tiene es precisamente saber cómo dialogar o competir con Vox, porque no le ha hecho falta en Galicia", dijo Ferrándiz.

Mientras que algunos lo ven como constante y fiable, para otros puede parecer lento o poco preparado, y a Feijóo pareció pillarle a contrapié la decisión de Sánchez de adelantar las elecciones, teniendo que cancelar sus planes de aprender un idioma que el actual presidente del Gobierno ya habla muy bien.

"Justamente tenía ya el profesor para el inglés a partir del lunes pasado, y resulta que ahora me convocan elecciones", dijo Feijóo en una entrevista el 1 de junio. "No pasa nada (...) Le puedo asegurar que lo importante en las cumbres internacionales, que se hacen normalmente con traductores, es que se sepa muy bien lo que intento decir."

La cautela de Feijóo ha suscitado comparaciones con el último líder del PP que ejerció de presidente del Gobierno, el predecesor de Sánchez, Mariano Rajoy, también gallego.

"Es otro Rajoy pero probablemente un poco más ideológico porque la crítica que se le hacía a Rajoy era que era demasiado contemplativo", dijo Arias Maldonado, de la Universidad de Málaga.

A medida que la ventaja de Feijóo en las encuestas se ha ido estrechando al entrar el juego el factor del miedo a Vox, él ha redoblado sus cualidades moderadas.

"No personifico al dóberman que algunos pretenden hacer ver", dijo en un discurso el 4 de julio. "Me presento para ser la alternativa serena que están esperando y que reclama la mayoría de los españoles".

(Reporte de Charlie Devereux; edición de John Stonestreet, editado en español por José Muñoz)