Esta decisión se produce cuando en junio se promulgó una ley que prevé la suspensión del techo de la deuda estadounidense hasta el 1 de enero de 2025, lo que aleja el fantasma del impago. "En opinión de Fitch, los estándares de gobernanza se han deteriorado de forma constante en los últimos 20 años, particularmente en las áreas fiscal y de deuda, a pesar del acuerdo bipartidista alcanzado en junio", dijo la agencia en un comunicado.
 
La Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, manifestó su desacuerdo con la decisión de Fitch, calificándola de "arbitraria y basada en datos obsoletos". La agencia de calificación había anunciado en mayo que había puesto en revisión la calificación "AAA" de EE.UU. debido al estancamiento de las negociaciones sobre el techo de la deuda. Moody's es la última gran agencia que mantiene su calificación "triple A" para la deuda estadounidense. S&P la rebajó a "AA+" en 2011.
 
La calificación crediticia soberana se utiliza para determinar una escala de riesgo para una nación. En concreto, determina el coste de financiación de su deuda.

Erosión de la gobernanza

Fitch señala un deterioro del margen de maniobra político, ilustrado por los repetidos estancamientos sobre el límite de la deuda y las resoluciones de última hora. Además, el Gobierno estadounidense carece de un marco fiscal a medio plazo, a diferencia de la mayoría de sus homólogos, y su proceso presupuestario es complejo. Estos factores, junto con varias perturbaciones económicas, recortes fiscales y nuevas iniciativas de gasto, han contribuido a los sucesivos aumentos de la deuda en la última década.
 
Fitch prevé que el déficit de las Administraciones Públicas aumente hasta el 6,3% del PIB en 2023, frente al 3,7% en 2022, debido a unos ingresos federales cíclicamente más bajos, nuevas iniciativas de gasto y una mayor carga de intereses. Además, se espera que las administraciones estatales y locales registren un déficit global del 0,6% del PIB este año, tras un pequeño superávit del 0,2% del PIB en 2022. Fitch no espera una nueva consolidación fiscal sustancial antes de las elecciones de noviembre de 2024.

Un entorno desfavorable a medio plazo

Un contexto desfavorable a medio plazo Se espera que el ratio deuda pública/PIB aumente durante el periodo de previsión, alcanzando el 118,4% en 2025. Los retos fiscales a medio plazo siguen sin resolverse: durante la próxima década, la subida de los tipos de interés y el aumento de la deuda incrementarán la carga del servicio de la deuda, mientras que el envejecimiento de la población y el aumento de los costes sanitarios incrementarán el gasto en las personas mayores en ausencia de reformas de la política fiscal.