Los grandes fabricantes japoneses consideraron la estabilidad del tipo de cambio como el principal factor que deseaban de la política monetaria del banco central, según mostró el lunes una encuesta del Banco de Japón.

Aproximadamente el 70% de las empresas encuestadas afirmaron haber experimentado los inconvenientes de las medidas de flexibilización monetaria adoptadas por el Banco de Japón durante 25 años, incluida la debilidad del yen que hizo subir los costes de importación, según mostró la encuesta.

Cerca del 90% del total también vio beneficios de la prolongada relajación del BOJ, como los bajos costes de los préstamos, mostró la encuesta.

La encuesta, realizada a unas 2.500 empresas de todo el país, pone de relieve la importancia que las empresas japonesas conceden a los movimientos del yen a la hora de evaluar el impacto de la política monetaria.

Muchas empresas encuestadas también afirmaron que ya no podían contratar a suficientes trabajadores si mantenían un crecimiento salarial bajo, y consideraron más favorable una economía en la que los salarios y la inflación aumentaran a la par que otra en la que los salarios y los precios apenas se movieran.

"Japón está en la cúspide de ver grandes cambios en el comportamiento de las empresas", dijo el BOJ en la encuesta realizada como parte de una revisión a largo plazo de los pros y los contras de sus anteriores medidas de relajación monetaria.

Alrededor del 90% de las empresas se declararon más dispuestas a subir los salarios en gran medida para hacer frente a la escasez de mano de obra, mientras que más del 80% afirmó que le resultaba más fácil que antes subir los precios, según mostró la encuesta.

Los resultados subrayan la opinión del Banco de Japón de que el aumento de los salarios y los precios mantendrá la inflación de forma sostenible en torno a su objetivo del 2% y le permitirá subir los tipos de interés desde los actuales niveles cercanos a cero.

El BOJ puso fin en marzo a ocho años de tipos de interés negativos y a otros restos de su radical estímulo monetario, dando un giro histórico a décadas de política ultra laxa.

Pero la decisión no logró invertir la caída del yen, que ha perjudicado al consumo al hacer subir los precios de los bienes importados, ya que los mercados se centraron en la divergencia aún grande de los tipos de interés entre Japón y Estados Unidos.

La revisión a largo plazo fue lanzada por el gobernador del BOJ, Kazuo Ueda, en abril del año pasado, y analiza los beneficios e inconvenientes de las herramientas de flexibilización no convencionales que el banco central utilizó durante su batalla de 25 años contra la deflación.

Aunque el BOJ ha dicho que la revisión no tendrá un impacto directo en la futura política monetaria, los analistas afirman que las discusiones podrían ofrecer pistas sobre cuándo el banco central volvería a subir los tipos y reduciría sus enormes compras de bonos.

La encuesta del lunes, que formaba parte de la revisión, sondeaba a las empresas sobre cómo veían afectadas sus actividades empresariales por las medidas de flexibilización monetaria del banco central desde mediados de la década de 1990.

El Banco de Japón también celebrará el martes un segundo taller en el que sus funcionarios y académicos debatirán el impacto de las anteriores medidas de relajación monetaria sobre la economía y los precios. (Reportaje de Leika Kihara; Edición de Jamie Freed, Sam Holmes y Shri Navaratnam)