Las promesas sólo son vinculantes para quienes las creen. Por extensión, lo mismo podría decirse de las previsiones (complete la lista: bursátiles, meteorológicas, económicas, salariales, etc.). No somos una excepción a la regla, pues también hemos informado en estas columnas sobre los riesgos de recesión que se ciernen sobre la economía estadounidense, en particular a causa de la inversión de la curva. Una inversión se produce cuando los tipos a corto plazo (3 meses y/o 2 años) son superiores a los tipos a largo plazo (10 años). Este fenómeno, bastante raro, suele ser el resultado de una subida drástica de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense (véase el gráfico siguiente).

Fuente: Bloomberg

Es interesante observar que una recesión suele seguir a una inversión. La probabilidad de que esto ocurra es mayor cuanto más profunda es la inversión (véase más abajo). Con un mínimo de -1,85 alcanzado en mayo de 2023, la probabilidad es del 80%.

Fuente: Rosenberg Research

Sin embargo, la pregunta del millón es la siguiente: ¿cuánto tiempo transcurre entre la inversión y la recesión?

Basándonos en las últimas 14 campañas de subidas de tipos, al 78,6% le siguió una recesión en los 11 a 42 meses posteriores, con una media de 26 meses. Dado que este ciclo de endurecimiento comenzó en marzo de 2022, la recesión debería comenzar entre ahora (mayo de 2024) y septiembre de 2025. Como de costumbre, esperaremos tranquilamente señales de un cambio de tendencia en los mercados de renta variable que confirmen tal escenario.