La revuelta, liderada inicialmente por los habitantes de Xinjiang, se extendió como un reguero de pólvora a otras regiones, luego a los estudiantes y finalmente a la clase media. Si, inicialmente, la protesta era contra la política de cero covid que ha desgastado al pueblo chino, se ha convertido en un auténtico manifiesto por la libertad, dirigido contra el todopoderoso líder Xi Jinping y que ahora hace temblar al poder, a sus lugartenientes y, por extensión, a los mercados mundiales. 
 
Ante la protesta, las autoridades han decidido doblegarse: se relajarán algunas de las restricciones. Algunas personas infectadas por el virus podrán aislarse en casa, mientras que el uso de las vacunas parece estar aumentando.
Dibujo de Amandine Victor para MarketScreener