Las resurrecciones son raras, en la moda y el prêt-à-porter aún más que en otros ámbitos. La que está en marcha en Abercrombie es el resultado de un esfuerzo a largo plazo, que comenzó hace nueve años en plena tormenta, cuando Fran Horowitz asumió el cargo de consejera delegada.
Su doloroso pasado está en vías resolverse de una vez por todas. El pasado mes de octubre, la justicia estadounidense anunció que había cerrado el caso contra Mike Jeffries, predecesor de Horowitz.
Acusado de transformar la empresa que dirigía en una máquina de abusar sexualmente de jóvenes, Jeffries era íntimo de Epstein. Abercrombie, al igual que Victoria's Secret, pertenecía al multimillonario Les Wexner, para quien trabajaba Epstein.
De ahí viene la empresa. En términos de operaciones, al menos, su reestructuración ha sido un éxito rotundo. Testigo de ello es la espectacular expansión de los márgenes y el crecimiento del flujo de caja, gracias, sobre todo, a la pandemia -un pretexto hábilmente explotado por Abercrombie para cerrar sus puntos de venta sin ánimo de lucro de rápido crecimiento.
Eso fue todo lo que hizo falta para que, de la mano de Reddit, el icono preppy alcanzara la distinción de acción meme, es decir, valores inflados al convertirse en objetos de culto en redes sociales. Pero aquí, a diferencia de lo que pasa con Gamestop, AMC o un esquema Ponzi como MicroStrategy, el progreso es real y el auge de la valoración legítima.
Tras quince años de letargo, y nueve años con Horowitz al mando, Abercrombie ha vuelto a los niveles de rentabilidad de sus días de gloria. La guinda del pastel es que, con el número de acciones reducido a la mitad durante este periodo, se espera que los beneficios por acción de este año dupliquen los alcanzados durante los años pico de 2006-2008.
Merece la pena destacar el otro golpe maestro de Horowitz -y, además, audaz- durante la pandemia, cuando Abercrombie se endeudó a tipo preferente específicamente para recomprar sus acciones -entonces por los suelos- en el mercado.
Fue una operación sumamente bien aconsejada que señaló el alto grado de confianza que Abercrombie tenía en sus perspectivas de recuperación. Una recuperación confirmada por los resultados de nueve meses publicados ayer, con un aumento de las ventas del 14%, una mejora de los márgenes y un nuevo descenso del número de acciones en circulación.
A pesar de la explosión de la cotización en los últimos quince meses, los múltiplos de valoración siguen siendo sorprendentemente razonables. Pese a las similitudes, solo falta un paso para establecer paralelismos con Nvidia, pero nosotros no lo daremos. A fin de cuentas, Nvidia disfruta de un monopolio virtual sobre un producto que de repente tiene una gran demanda, mientras que Abercrombie, a pesar del bombo publicitario que rodea sus últimas colecciones, opera en un mercado ultracompetitivo.