No es fácil para los inversores saber a qué atenerse. Adobe, para empezar, está en el punto de mira de las autoridades de competencia estadounidenses: tras bloquear la adquisición de Figma, la Comisión Federal de Comercio lleva al grupo ante los tribunales por prácticas comerciales ilegales.
En segundo lugar, el intento de adquirir Figma reflejó la acusada sensación de vulnerabilidad que se había apoderado del equipo directivo de Adobe. Basada en una valoración de más de cincuenta veces los ingresos -algo sin precedentes-, esta transacción defensiva, antes de ser rechazada por el regulador, despertó la ira de los accionistas.
La rápida aparición de nuevas tecnologías de inteligencia artificial y una competencia más democrática -desde Figma a Canva, pasando por una oferta de nuevas plataformas especializadas- amenaza lo que antes era el negocio principal de la empresa, que antes se consideraba un monopolio. Al final, las franquicias creativas de Adobe se han convertido en un modelo comparable al de Microsoft Office en ofimática.
Por cierto, no es la primera vez que el mercado reacciona ante las incertidumbres que rodean al grupo con sede en San José. MarketScreener, como se recordará, capitalizó notablemente la anterior, justo antes de que la Comisión Federal de Comercio se opusiera a la adquisición de Figma.
Es cierto que Adobe había sido durante mucho tiempo una "estrella" entre nuestras selecciones cuantitativas, dados los impresionantes resultados de crecimiento del grupo y su rentabilidad estratosférica, a pesar de la crisis financiera. El tipo de empresa que MarketScreener sigue activamente cuando quiere aumentar su cartera de renta variable.
Además, aunque los riesgos son reales y no hay que subestimarlos, más que sufrirlos, también hay que recordar que Adobe ha aprovechado al máximo todas las tendencias tecnológicas anteriores. Por supuesto, se ha subido rápidamente al carro de la IA con el reciente lanzamiento de Firefly.
Sus resultados para 2024 son excelentes en este sentido. Las ventas aumentarán de nuevo en 2.000 millones USD, como lo han hecho -por decirlo de forma sencilla- todos los años desde casi 2016. Y ello a pesar de que el grupo ha cuadruplicado su tamaño entretanto, lo que constituye un logro asombroso frente a la implacable ley de los grandes números.
La pequeña mella en los beneficios es atribuible a la multa de 1.000 millones USD pagada a Figma como compensación por el intento de adquisición abortado. Pero la generación de efectivo sigue siendo prodigiosa: en 2024 debería alcanzar un máximo histórico después de tres años de estancamiento.
Como es habitual en Adobe, todo este flujo de caja libre se redirigirá a la recompra de acciones. MarketScreener siempre ha cuestionado la pertinencia de estas operaciones, realizadas a una valoración media de cuarenta veces los beneficios, pero hay que reconocer que la fórmula ha funcionado bastante bien para el grupo y sus accionistas.