La industria de la aviación rusa está en crisis desde que Occidente impuso sanciones tras la invasión de Ucrania por parte de Moscú, prohibiendo a las aerolíneas rusas volar a destinos en Europa, Estados Unidos y otros países.

Las compañías aéreas rusas han suspendido en gran medida los vuelos internacionales, después de que las empresas de arrendamiento financiero dijeran que confiscarían los aviones en cumplimiento de las sanciones. Moscú ha aprobado una ley que permite la incautación de cientos de aviones en respuesta a esas sanciones.

Los fabricantes de aviones extranjeros también han dejado de entregar nuevos aviones, mientras que las piezas de repuesto para los aviones construidos en el extranjero escasean.

"La proporción de aviones de producción nacional en la flota de las aerolíneas rusas debería crecer hasta el 81% en 2030", dijo el viceprimer ministro Yury Borisov en una reunión televisada de funcionarios del gobierno.

Rusia ha estado presionando para localizar la producción de aviones, pero sólo el avión regional Sukhoi Superjet se produce en serie dentro de Rusia, mientras que un número importante de sus componentes, incluidas las piezas vitales del motor, se importan.

Rusia se está preparando para producir en serie el avión de medio alcance MS-21, que también tiene algunos componentes extranjeros. También espera comenzar a construir un pequeño número de Tu-214 de diseño soviético.

Según el programa, las aerolíneas rusas deberían recibir unos 1.000 nuevos aviones construidos localmente para 2030.

El periódico Vedomosti informó anteriormente de que Aeroflot, la mayor compañía aérea rusa, podría firmar pronto un contrato con la empresa estatal United Aircraft Corporation (UAC) para la compra de 300 nuevos aviones.

No fue posible contactar inmediatamente con ninguna de las dos compañías para que hicieran comentarios.