"Vamos a entrar en una recesión, si es que no estamos ya en una", dijo Brian Chesky, refiriéndose a la subida de los precios de la vivienda y a la desaceleración de la economía mundial.  "Tenemos que ayudar a la gente a ganar dinero" alquilando toda o parte de su vivienda, "porque sabemos que para mucha gente el alquiler o la hipoteca es un gasto importante", dijo.

Para animar a los particulares a empezar, Airbnb desveló el miércoles una nueva función que ofrece a los novatos la posibilidad de ser ayudados por un "superanfitrión" que, a cambio de una cuota de la empresa, puede dar consejos y sugerencias. En otra medida destinada a tranquilizar a los futuros anfitriones, la plataforma ofrece ahora la posibilidad de verificar la identidad de todos los viajeros que reservan en los 35 países más activos en Airbnb, y tiene previsto ampliarla a todos sus mercados la próxima primavera.

El grupo también ha aumentado los daños cubiertos por su seguro AirCover de 1 a 3 millones de dólares, y ha puesto en marcha un sistema para detectar las reservas que puedan dar lugar a fiestas, el bête noire de la plataforma. Por ejemplo, una reserva para el día siguiente realizada por jóvenes en la misma ciudad en la que viven alertará a Airbnb, que puede bloquearla para evitar una posible fiesta.

Brian Chesky también insistió en que "tenemos que ser asequibles" en términos de precios, para permitir a los consumidores viajar a pesar del deterioro de la situación económica. A principios de noviembre, el grupo con sede en San Francisco anunció el lanzamiento en diciembre de una opción que permite al anfitrión mostrar por adelantado el precio completo del alquiler, incluidos todos los gastos. A principios de 2023, Airbnb también proporcionará a los anfitriones herramientas para calibrar mejor sus tarifas y facilitar los descuentos.

El alquiler de inmuebles en la línea de fuego

Sacudida por la pandemia de coronavirus, que obligó al grupo a despedir a una cuarta parte de su plantilla en 2020, Airbnb tuvo que revisar sus prioridades. "Teníamos que volver a nuestro negocio principal", admitió el jefe y cofundador de esta plataforma, cuyo nombre se ha convertido en algo habitual.

Sin embargo, Brian Chesky ve a Airbnb diversificándose a largo plazo. Dentro de cinco o diez años, "espero que hagamos mucho más que alojar viajeros", dice. En concreto, el empresario pretende recuperar las "experiencias", actividades que se ofrecen a los viajeros en su lugar de estancia, además del alojamiento.

"Creo que puede convertirse en un gran negocio", afirma entusiasmado, "pero va a tardar más de lo que pensaba (...) La pandemia ha cambiado completamente nuestra trayectoria y hemos cambiado nuestras prioridades". También resulta, dice, que "es más difícil hacer coincidir la oferta y la demanda "de estos "experimentos" que de la vivienda.

Este nativo del norte del estado de Nueva York, de 40 años de edad, también está pensando en la propiedad de alquiler en su conjunto. Un 20% de las noches reservadas en la plataforma son para estancias de más de un mes, recuerda.

"Podríamos permitir que se firmaran contratos de alquiler en la plataforma, o que el contrato (del actual formato de alquiler de Airbnb) fuera un contrato de alquiler", imagina Brian Chesky. "El contrato de arrendamiento de un año (el plazo más común en EE.UU.) es algo extraño, y no será necesario en el futuro", afirma el ejecutivo. "Seguiremos añadiendo nuevas protecciones para el usuario y para el anfitrión", para ofrecer a ambas partes una seguridad comparable a la de un contrato de alquiler tradicional. "Creo que es inevitable que vayamos en esa dirección", dice Brian Chesky.