OSLO, 29 mar (Reuters) - Noruega acelerará este año el desarrollo de la energía eólica en Mar del Norte, adjudicando sus primeras concesiones de desarrollo como parte de sus planes para impulsar la transición del sector de los hidrocarburos pese a contar con una abundante oferta de energías renovables.

El Gobierno noruego ha reservado dos zonas del Mar del Norte para instalar hasta 4,5 gigavatios de aerogeneradores tanto flotantes como fijos, algo menos de la mitad de la capacidad instalada actualmente en Reino Unido, líder europeo en energía eólica marina.

Noruega no necesita parques eólicos marinos para obtener energía - casi toda su electricidad procede en la actualidad de fuentes renovables -, pero ve en el sector un medio para ayudar a su vasta industria del petróleo y el gas a asegurarse un nuevo modelo de negocio con bajas emisiones de carbono para el futuro.

Oslo presentará los detalles de la subasta esta primavera como parte de un libro blanco sobre el sector energético, y los primeros parques eólicos podrían estar en funcionamiento a finales de la década.

Todavía no están claros muchos detalles, pero el proceso debería ser similar al de los procedimientos de prospección de hidrocarburos, en los que normalmente no se cobra el alquiler del lecho marino.

Noruega, el mayor productor de petróleo y gas de Europa occidental, está estudiando cómo adaptar su industria petrolera.

La noruega Equinor y otras empresas petroleras europeas, como Total, BP y Shell, han anunciado grandes planes para ampliar sus carteras de energías renovables, en muchos casos centrándose en la eólica marina, ya que pretenden reducir la dependencia del petróleo para satisfacer a las partes interesadas y cumplir los objetivos climáticos.

"Creemos que especialmente los recursos marinos ofrecen todos los requisitos para tener éxito. Tenemos los conocimientos, la experiencia y un buen historial de establecimiento y construcción de instalaciones avanzadas en condiciones difíciles en alta mar", declaró a Reuters el jefe del lobby petrolero NOG, Anniken Hauglie.

"Ahora tenemos que aprovechar el tiempo para construir nuevas industrias, nuevas cadenas de valor, que con el tiempo se convertirán en las nuevas patas sobre las que se apoyará Noruega", dijo.

Los dos emplazamientos - Utsira Nord, al noroeste de Stavanger, la capital de la industria petrolera, y Soerlige Nordsjoe II, que bordea el sector danés del Mar del Norte - incluyen secciones de aguas profundas más adecuadas para las turbinas flotantes.

Los aerogeneradores flotantes son una tecnología menos desarrollada, pero se considera que ofrecen las mayores oportunidad para las empresas noruegas.

Equinor está desarrollando un proyecto piloto de este tipo, denominado Hywind Tampen, que suministrará energía a su plataforma petrolífera de Gullfaks.

Noruega quiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por sus plataformas marinas, que suelen funcionar con turbinas de gas 'in situ'. Una opción es conectarlas a la red eléctrica en tierra, y otra son las turbinas eólicas en alta mar.

"Muchos actores quieren posicionarse en Noruega, ya que se trata de un gran proyecto emblemático", afirma Vegard Wiik Vollset, vicepresidente de energías renovables de la consultora Rystad Energy.

"Tiene claras sinergias para algunas de estas empresas, dado su potencial de electrificación de los yacimientos de petróleo y gas de la plataforma continental noruega".

NUEVAS EXPORTACIONES

Al igual que el petróleo, Noruega exportaría la energía eólica terrestre que produzca. En 2020, la energía hidroeléctrica y la eólica terrestre representaron más del 98% de la histórica producción de electricidad de Noruega, que fue de 154,2 teravatios hora (TWh), generando unas exportaciones netas de 20,5 TWh, según datos del regulador NVE.

"Tal y como está el mercado, creemos que habrá un excedente de energía durante mucho tiempo en el futuro", dijo Christian Rynning-Toennesen, consejero delegado de la empresa de servicios públicos Statkraft.

Statkraft participará en la licitación de energía eólica marina con Aker Offshore Wind, una empresa creada por el grupo Aker, que anteriormente se centraba principalmente en hidrocarburos.

Noruega, que no es miembro de la UE, también podría ayudar a cumplir el objetivo de la Unión Europea de aumentar la capacidad de energía eólica marina hasta 60 GW en 2030, frente a los 12 GW actuales.

"Si quieren conseguirlo, tiene que ser en el Mar del Norte y, si ocurre en el Mar del Norte, Noruega debe participar", dijo Steffen Syvertsen, consejero delegado de la empresa de servicios públicos Agder Energi.

Agder Energi también se presenta a la próxima ronda de concesión de licencias para la energía eólica marina, asociándose con Vaargroenn ("nuestro verde" en noruego), una empresa conjunta de la firma de capital privado HitecVision, antes centrada únicamente en el petróleo y el gas, y el productor energético italiano Eni.

POCO RENTABLE

La energía eólica marina en Noruega sigue sin ser rentable sin subvenciones, señaló Sigbjoern Seland, analista jefe de StormGeo Nena Analysis, añadiendo que la tecnología necesita lograr continuos y fuertes recortes de costes, alejar el coste de la conexión a la red de los promotores y, en general, una mayor demanda.

"A tenor de la evolución actual, esto podría ocurrir en un plazo de 5 a 8 años, y muy probablemente en 10 a 15 años", dijo Seland.

"No basta con un solo parque eólico, sino que se necesitan 3-4 parques de tamaño considerable", dijo Daniel Willoch, asesor político del grupo de presión eólico NORWEA.

Otros parecen confiar en las ayudas públicas.

"Una cosa que hemos visto en todo el mundo es que los Estados encuentran su propia manera de apoyar el desarrollo industrial", dijo la consejera delegada de Aker Offshore Wind, Astrid Skarheim Onsum.

Noruega tiene acceso a "una amplia caja de herramientas de ayudas" y un historial de encontrar soluciones a medida para apoyar su desarrollo industrial, añadió.

"Me recuerda un poco a la época en que descubrimos el petróleo por primera vez", dijo Tina Bru, ministra de Petróleo y Energía noruega, en una reciente conferencia sobre energía.

(Editado por Gwladys Fouche y Jason Neely; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)