No obstante, Almirall reiteró sus previsiones para el conjunto del año fiscal siempre y cuando se produzca una normalización en los sistemas sanitarios al final del segundo trimestre, dijo en un comunicado enviado al supervisor bursátil.

Su director financiero, Mike McClellan, dijo que si la situación no se estabiliza después del verano, el laboratorio catalán tendría que replantearse la decisión.

Las previsiones actuales de Almirall son terminar el año con un crecimiento en las ventas de un dígito bajo a medio y que el EBITDA caiga a una horquilla de entre 260 y 280 millones de euros, desde los 304 millones del año pasado.

MClellan también dijo que el grupo seguirá atento a oportunidades de compra, probablemente en Europa, aunque actuará con prudencia.

Las acciones de Almirall, que este año pierde ya un 17% en bolsa, caían el lunes más del 4% a 12,15 euros, frente al cerca del 1,6% que bajaba el conjunto del mercado.

El grupo se ha visto afectado por la gran volatilidad en el sector durante la pandemia, ya que inicialmente se produjeron grandes acumulaciones de existencias tanto entre mayoristas como en clientes, de cara a los confinamientos, pero posteriormente se han reducido las visitas a instituciones sanitarias por cuestiones ajenas al virus y han disminuido por ello las prescripciones de medicamentos.

La farmacéutica dijo que sus ingresos a marzo fueron de 247,3 millones de euros, lo que a tipos de cambio constantes supone un aumento del 6,1% con respecto a hace un año, gracias al rendimiento de sus productos en Europa, por la acumulación de "stock" de los mayoristas y por un impacto positivo de los ingresos diferidos.

El beneficio neto subió un 61,2% a tipos de cambio constantes con respecto a marzo de hace un año, a 48,6 millones de euros, según Almirall.

Asimismo, la empresa informó que el gasto de I+D fue plano debido a la disminución de los estudios de fase IV causada por la pandemia del coronavirus.

(Información de Darío Fernández y Joan Faus; editado por Tomás Cobos y Jose Elías Rodríguez)