En un puesto de mercado en Berlín gestionado por la ONG Topio, voluntarios ayudan a quienes desean eliminar de sus teléfonos la influencia de las empresas tecnológicas estadounidenses. Desde la investidura de Donald Trump, la cola para recibir sus servicios no ha dejado de crecer.

El interés por servicios digitales de origen europeo se ha disparado en los últimos meses, según datos de la compañía de inteligencia digital Similarweb. Cada vez más personas buscan proveedores de correo electrónico, mensajería e incluso motores de búsqueda fuera de Estados Unidos.

Los primeros meses de la segunda presidencia de Trump han sacudido la confianza de algunos europeos en su tradicional aliado, tras señalar el presidente que su país se retiraría de su papel en la seguridad europea y desatar una guerra comercial.

"Se trata de la concentración de poder en las empresas estadounidenses", explica Michael Wirths, fundador de Topio, mientras su compañero instala en el teléfono de un cliente una versión del sistema operativo Android sin vínculos con el ecosistema de Google.

Wirths afirma que el perfil de quienes acuden al puesto ha cambiado: "Antes venían personas muy informadas sobre privacidad de datos. Ahora son personas politizadas que se sienten expuestas".

Elon Musk, director ejecutivo de Tesla y propietario de la red social X, fue uno de los principales asesores del presidente estadounidense antes de que ambos rompieran relaciones, mientras que los directores de Amazon, Meta y Alphabet, dueña de Google, ocuparon puestos destacados en la investidura de Trump en enero.

Días antes de la toma de posesión de Trump, el presidente saliente Joe Biden había advertido sobre un "complejo industrial tecnológico" oligárquico que amenazaba la democracia.

El motor de búsqueda berlinés Ecosia asegura haberse beneficiado del deseo de algunos usuarios de evitar alternativas estadounidenses como Bing de Microsoft o Google, que domina las búsquedas en la web y es también el mayor proveedor mundial de correo electrónico.

"Cuanto peor se pone la situación, mejor nos va a nosotros", afirma Christian Kroll, fundador de Ecosia, cuya propuesta es invertir sus beneficios en proyectos medioambientales.

Datos de Similarweb muestran que el número de consultas dirigidas a Ecosia desde la Unión Europea aumentó un 27% interanual, y la empresa asegura contar con el 1% del mercado de motores de búsqueda en Alemania.

Sin embargo, sus 122 millones de visitas desde los 27 países de la UE en febrero palidecen frente a los 10.300 millones de visitas a Google, cuya matriz Alphabet obtuvo unos ingresos de aproximadamente 100.000 millones de dólares en Europa, Oriente Medio y África en 2024, casi un tercio de su facturación global de 350.000 millones de dólares.

La organización sin ánimo de lucro Ecosia obtuvo 3,2 millones de euros (3,65 millones de dólares) en abril, de los cuales 770.000 euros se destinaron a plantar 1,1 millones de árboles.

Google declinó hacer comentarios para este reportaje.

Reuters no pudo determinar si las grandes empresas tecnológicas estadounidenses han perdido cuota de mercado frente a rivales locales en Europa.

SOBERANÍA DIGITAL

La búsqueda de proveedores alternativos acompaña un debate en Europa sobre la "soberanía digital": la idea de que depender de empresas de un Estados Unidos cada vez más aislacionista supone una amenaza para la economía y la seguridad europeas.

"Gente corriente, personas que jamás habrían pensado que era importante usar un servicio estadounidense, ahora se preguntan: ¡un momento!", comenta Maria Farrell, experta británica en regulación de internet. "Mi peluquera me preguntó a qué servicio debería cambiarse".

El uso en Europa de ProtonMail, con sede en Suiza, subió un 11,7% interanual hasta marzo, según Similarweb, mientras que el uso de Gmail de Alphabet, que posee cerca del 70% del mercado global de correo electrónico, cayó un 1,9%.

ProtonMail, que ofrece servicios gratuitos y de pago, afirma haber visto un aumento de usuarios europeos desde la reelección de Trump, aunque no proporcionó cifras.

"En mi casa estamos desconectando claramente", asegura Ken Tindell, ingeniero de software británico, citando la debilidad de las protecciones estadounidenses de privacidad de datos como uno de los motivos.

El vicepresidente de Trump, JD Vance, sorprendió a los líderes europeos en febrero al acusarles, en una conferencia conocida por su unidad transatlántica, de censurar la libertad de expresión y de no controlar la inmigración.

En mayo, el secretario de Estado Marco Rubio amenazó con prohibir visados a quienes "censuren" la expresión de estadounidenses, incluso en redes sociales, y sugirió que la política podría aplicarse a funcionarios extranjeros que regulen a empresas tecnológicas de EE. UU.

Empresas estadounidenses como Meta, matriz de Facebook e Instagram, han afirmado que la Ley de Servicios Digitales de la UE equivale a censura de sus plataformas.

Funcionarios de la UE sostienen que la ley hará que el entorno online sea más seguro al obligar a los gigantes tecnológicos a combatir contenidos ilegales, como discursos de odio y material de abuso sexual infantil.

Greg Nojeim, director del Proyecto de Seguridad y Vigilancia en el Center for Democracy & Technology, afirma que las preocupaciones de los europeos sobre el acceso del gobierno estadounidense a sus datos, ya sea almacenados en dispositivos o en la nube, están justificadas.

Nojeim explica que la ley estadounidense permite al gobierno revisar dispositivos de cualquier persona que entre en el país y puede exigir la entrega de datos que los europeos almacenen o transmitan a través de proveedores de servicios estadounidenses, incluso fuera de EE. UU.

¿MISÍON IMPOSIBLE?

El nuevo gobierno alemán también está tomando medidas para reducir la exposición a la tecnología estadounidense, comprometiéndose en su acuerdo de coalición a utilizar más formatos de datos de código abierto y una infraestructura en la nube de base local.

Algunos gobiernos regionales han ido más lejos: en Schleswig-Holstein, en la frontera con Dinamarca y gobernada por conservadores, toda la informática de la administración pública debe funcionar con software de código abierto.

Berlín también ha financiado el acceso de Ucrania a una red de internet satelital operada por la francesa Eutelsat, en lugar de Starlink, de Musk.

Pero con la vida moderna impulsada por la tecnología, "romper completamente con la tecnología estadounidense de forma fundamental es, diría yo, posiblemente imposible", opina Bill Budington, de la organización estadounidense Electronic Frontier Foundation.

Budington señala que todo, desde las notificaciones push hasta las redes de distribución de contenido que alimentan muchas webs y el enrutamiento del tráfico de internet, depende en gran medida de empresas e infraestructuras estadounidenses.

Tanto Ecosia como el motor de búsqueda francés Qwant dependen en parte de resultados proporcionados por Google y Bing de Microsoft, mientras que Ecosia utiliza plataformas en la nube alojadas por los mismos gigantes tecnológicos de los que promete escapar.

Aun así, un grupo en el foro Reddit llamado BuyFromEU cuenta con 211.000 miembros.

"Acabo de cancelar mi Dropbox y me cambiaré a Proton Drive", reza una de las publicaciones.

Mastodon, una red social descentralizada desarrollada por el programador alemán Eugen Rochko, vivió un auge de usuarios hace dos años cuando Musk compró Twitter, rebautizada como X. Sin embargo, sigue siendo un servicio minoritario.

Signal, una aplicación de mensajería gestionada por una fundación estadounidense sin ánimo de lucro, también ha experimentado un aumento de instalaciones en Europa. Los datos de Similarweb muestran un incremento mensual del 7% en el uso de Signal en marzo, mientras que el uso de WhatsApp, de Meta, se mantuvo estable.

Meta declinó hacer comentarios para este reportaje. Signal no respondió a una solicitud de comentarios por correo electrónico.

Pero este tipo de organización consciente difícilmente logrará por sí sola reducir el dominio europeo de Silicon Valley, según Robin Berjon, tecnólogo especializado en cuestiones de gobernanza, quien declaró a Reuters:

"El mercado está demasiado capturado", afirmó. "También se necesita regulación".