Atos anunció unos ingresos para 2023 de 10.700 millones de euros, prácticamente planos (+0,4% de crecimiento orgánico), con un margen operativo del 4,4%. La empresa gastó 1.080 millones de euros en efectivo en 2023, 109 millones de ellos en el segundo semestre. Eviden, la división especializada en soluciones digitales, registró un ligero crecimiento, mientras que Tech Foundations (infraestructuras tecnológicas) bajó. La deuda financiera neta a finales de año era de 2.230 millones de euros, con un ratio de apalancamiento acorde con los covenants bancarios, lo cual es una buena noticia.

Pero hay otros factores que empañan el panorama. La publicación de los resultados anuales se ha retrasado hasta el 20 de marzo de 2024. Esta decisión se debe al retraso en la finalización de la auditoría del cargo no monetario por deterioro del fondo de comercio por parte de los auditores Deloitte y Grant Thornton.

Al mismo tiempo, Atos anunció el fin de las conversaciones con EPEI sobre la posible venta de su división Tech Foundations, sin llegar a un acuerdo. Ambas partes han cumplido sus obligaciones, a excepción de los compromisos de confidencialidad. Dadas las numerosas controversias que han rodeado esta transacción, el anuncio de que se han abandonado las conversaciones no causa especial decepción.

Atos seguirá gestionando sus divisiones Tech Foundations y Eviden por separado, mientras continúa "evaluando opciones estratégicas" para el futuro, según el comunicado de prensa. Las cuestiones fundamentales, sin embargo, no han cambiado: tenemos que conseguir dinero, volver a crear una empresa cohesionada, dar la vuelta a las cuentas y las operaciones y tranquilizar a los inversores. Una tarea ingente.

Las acciones de Atos perdieron un poco de terreno tras los anuncios. Cotiza a 2,25 euros, más cerca de sus mínimos (2,08 euros) que de sus máximos de 2024 (7,83 euros).