Los analistas han afirmado que los bancos portugueses deberían apostar por las operaciones de fusiones y adquisiciones para conseguir mejores condiciones de competitividad, a pesar de que los cinco mayores actores poseen entre el 80% y el 85% de los activos bancarios.

Centeno dijo que el sistema había hecho "notables progresos" en los últimos años, ya que los bancos reforzaron su capital y mejoraron sus perfiles de riesgo, mientras que los préstamos morosos (NPL) cayeron a niveles prácticamente en línea con la media europea.

"Después de este refuerzo, la consolidación del sistema bancario (en Portugal) y el fortalecimiento de sus instituciones es absolutamente crucial y es inevitable que el sistema, el mercado, se enfrente a ello", dijo Centeno, que también es gobernador del Banco de Portugal, en una entrevista.

Aunque la pandemia del COVID-19 y la crisis actual habían pospuesto este proceso, "lo haremos, como siempre, con gran tranquilidad", añadió.

Los bancos portugueses aún están marcados por la crisis de la deuda y el aumento de la morosidad tras la recesión de 2010-13. Desde entonces, han reducido la morosidad hasta un total de 11.400 millones de euros (11.850 millones de dólares) en junio de 2022, desde un pico de 50.000 millones de euros en junio de 2016, según los últimos datos del Banco de Portugal.

La tasa de morosidad de los prestamistas portugueses era del 3,4% del crédito total en junio, frente al 17,9% de mediados de 2016.

"Aunque estoy muy satisfecho con la evolución... no tiene sentido descansar, tenemos que desafiarnos a nosotros mismos", dijo Centeno.

"Es importante que esta maduración se produzca con un refuerzo continuado de las entidades en su tamaño, en su capitalización y sobre todo en su capacidad de responder a los retos de la digitalización, de la acción climática, porque todo esto pasa por los balances de los bancos."

El mayor banco es el estatal Caixa Geral de Depositos; seguido por Millennium bcp; Santander Portugal; Novo Banco, que surgió del colapsado Banco Espirito Santo en 2014 y está controlado por el fondo de capital privado estadounidense Lone Star; y BPI, propiedad del español CaixaBank.

(1 dólar = 0,9623 euros)