Hace poco más de un año, en estas mismas columnas, señalábamos que el Santander seguía estando fuertemente descontado a pesar de unos resultados económicos muy superiores a los de sus homólogos europeos. Véase Banco Santander, S.A.: Poco querido por el sector bancario europeo.
El corolario de su rentabilidad de dos dígitos sobre los fondos propios es una ratio de capitalización CET1 inferior a la media: un 12,2% para el grupo español, frente al 15,7% de otros bancos del Viejo Continente. A modo de comparación, estos parámetros pueden compararse con la situación de Société Générale, analizada esta mañana en Société Générale: Sangre y lágrimas.
Los dos principales puntos fuertes del Santander son su estructura de costes extremadamente competitiva y su diversificación geográfica. Criticada en alguna ocasión, esta última nos permite absorber las recesiones económicas regionales y, según dicten las circunstancias, desplegar capital en segmentos más rentables.
Los últimos resultados así lo atestiguan: si bien fueron decepcionantes en Estados Unidos y el Reino Unido, donde los mercados inmobiliarios parecen sin embargo estar en vías de recuperación tras algunas temporadas flojas, fueron excelentes en España y Brasil, los parientes pobres del grupo en el pasado.
Los inversores han redescubierto recientemente las virtudes del modelo Banco Santander, hasta el punto de que su descuento respecto al mercado ha tendido a cerrarse. La capitalización bursátil es ahora x0,9 el importe de los fondos propios tangibles, frente a x0,7 para BNP Paribas.
El Santander debería devolver 6.000 millones de euros a sus accionistas este año. En este contexto, habría sido sorprendente que la capitalización bursátil se hubiera mantenido anclada en torno al nivel de 50.000 millones de euros que ocupaba a principios del verano anterior.