BERLÍN/LOBITH, Países Bajos, 10 ago (Reuters) - Preparadas para una probable recesión y la escasez de energía en invierno, las empresas alemanas se enfrentan actualmente a la falta de otro bien preciado: la lluvia.

Las semanas de temperaturas abrasadoras y las escasas precipitaciones de este verano han agotado los niveles de agua del río Rin, la arteria comercial del país, provocando retrasos en el transporte fluvial y multiplicando por más de cinco los costes de los fletes.

El río, que fluye desde los Alpes suizos hasta el mar del Norte a través de los principales centros industriales de Alemania, es una ruta importante para productos que van desde los cereales hasta los productos químicos y el carbón.

Los economistas estiman que la interrupción podría restar hasta medio punto porcentual al crecimiento económico general de Alemania este año.

Barcazas como el Servia, un buque de 135 metros que transporta mineral de hierro desde el puerto de Rotterdam hasta la planta de la siderúrgica de Thyssenkrupp en Duisburgo, sólo puede cargar entre el 30% y el 40% de su capacidad si no quiere correr el riesgo de encallar.

En un viaje realizado esta semana, el buque cargado con pequeños montones de mineral de hierro se arrimaba a los espigones de la orilla del río, donde el agua era más profunda.

En algunos lugares el Rin es tan poco profundo que los barcos amarrados flotaban muy por debajo de los muelles por los que pasea la gente. Las señales que sirven para señalar los niveles peligrosos de las aguas sobresalían del lecho del río, y las rocas quedaban al descubierto.

"Normalmente tienes más de dos metros bajo el barco, pero ahora sólo tienes 40 centímetros en algunos lugares", dijo a Reuters el capitán del Servia, Peter Claereboets. "Y entonces para nosotros el reto es pasar por esos puntos sin tocar, sin dañar el barco".

"Debido al bajo nivel del agua, la ruta de navegación se hace más estrecha, y en realidad empezamos a viajar como trenes, en convoy", añadió.

Otros barcos incapaces de enfrentarse a aguas poco profundas han dejado de navegar por completo.

Los cuellos de botella resultantes son otro lastre para la mayor economía de Europa, que se enfrenta a una elevada inflación, a interrupciones en la cadena de suministro y a la subida de los precios del gas tras la invasión rusa de Ucrania en febrero.

Los fletes en el Rin han subido a unos 110 euros (112 dólares) por tonelada, frente a los 20 euros que costaba en junio una barcaza para transportar líquidos. El grupo químico BASF dijo la semana pasada que no podía descartar recortes de producción.

La agencia de calificación crediticia Moody's señaló que el bajo caudal del Rin aumentará los costes de las empresas del sector químico, en particular las que tienen instalaciones de producción en el alto Rin, y podría llevar a recortes de la producción.

Las centrales eléctricas de carbón -que vuelven a estar de moda como alternativa al gas ruso- se enfrentan a una escasez de suministro, ya que los barcos no pueden tomar suficiente carbón.

La empresa Uniper, que acudió al Estado alemán para que la rescatara en julio tras convertirse en una de las primeras víctimas de la crisis energética, ha advertido desde entonces de posibles recortes de producción en dos de sus centrales, que representan el 4% de la capacidad de generación de electricidad de carbón de Alemania.

En el sur, Suiza va a liberar 245.000 metros cúbicos de sus reservas de petróleo para paliar las limitaciones de suministro provocadas por el bajo nivel del Rin.

CRECIMIENTO EN RIESGO

La situación ha provocado comparaciones con 2018, cuando los niveles del Rin también se desplomaron

"Puede que no sea un error asumir en este momento que el estiaje pesará sobre el PIB entre un cuarto y medio punto porcentual", dijo Jens-Oliver Niklasch, economista de LBBW.

"Creo que esta vez es más peligroso porque la situación del suministro es limitada de todos modos y las centrales eléctricas de carbón en particular, que son extremadamente importantes para generar electricidad, probablemente se verán más afectadas".

Stefan Schneider, economista de Deutsche Bank, espera que la economía alemana entre en una leve recesión a partir del tercer trimestre y que el crecimiento global en 2022 sea del 1,2%.

"Si el nivel del agua sigue bajando, el crecimiento también podría caer justo por debajo del 1%", dijo

La magnitud del descenso del nivel del Rin se controla en un punto de estrangulamiento en Kaub, en el suroeste de Alemania, donde el miércoles alcanzó los 48 cm, frente a los 1,5 metros necesarios para transportar buques a plena carga.

"Si se compara con los últimos años, los niveles de agua son excepcionalmente bajos", dijo Christian Hellbach, de la Oficina de Vías Navegables y Navegación en Duisburgo.

Algunas empresas se han adaptado desde la sequía de 2018. En una declaración enviada por correo electrónico, BASF dijo que había implementado un sistema de alerta temprana para los niveles bajos de agua y también está fletando y desarrollando buques adecuados para aguas menos profundas.

Los importadores de carbón alemanes, mientras tanto, esperan que los niveles de los ríos suban pronto para permitirles satisfacer una demanda que, a medida que la guerra en Ucrania avanza, no muestra signos de disminuir.

"Antes de la guerra, 1 de cada 10 barcos transportaba carbón, y desde la guerra, 1 de cada 5, probablemente más. Así que el transporte de carbón desde la guerra en Ucrania se disparó de golpe", dijo Claereboets.

(1 dólar = 0,9793 euros)

(Reporte de Rene Wagner, Toby Sterling, Vera Eckert, Esther Verkaik, Piroschka van de Wouw, Andreas Kranz, Max Schwarz, Michael Hogan; redacción de Matthias Williams; edición de Jane Merriman; traducción de Darío Fernández)