El banco estadounidense recomienda comprar, convencido de que la alineación de los planetas justifica volver a apostar por la alemana. El título, gracias a un repunte de casi el 40% este año, ha recuperado casi todas las pérdidas de los últimos 12 meses. Pero no las derivadas de la compra de Monsanto, ni mucho menos.
Para los amantes de las historias de remontadas dudosas, el conglomerado alemán ofrece ahora un «perfil de riesgo/rentabilidad asimétrico». Es decir, se pierde poco si todo sale mal, se gana mucho si se produce el milagro. La alineación de los planetas a la que se refiere Goldman Sachs es, a grandes rasgos, una férrea disciplina presupuestaria, una amplia cartera de productos farmacéuticos, un posible comodín judicial en Washington y una dirección que nadie cree capaz de hacerlo peor de lo que se ha hecho en los últimos años.
El escenario ideal se basa en un ensayo clínico (asundexian), que podría cambiar las reglas del juego de la división farmacéutica, y en una intervención divina del Tribunal Supremo estadounidense en el interminable culebrón del Roundup. En el sector farmacéutico, Bayer intenta hacer olvidar la caída post-Xarelto con Nubeqa, mientras que la división agrícola se somete a una dieta estricta bajo un nuevo «modelo operativo», es decir, menos grasa, pero aún sin músculo. Para Goldman Sachs, el ciclo de sorpresas negativas es cosa del pasado. Pero aún es necesario que la ejecución esté a la altura.
Con una ratio precio-beneficio minúscula y un precio objetivo calculado en 33 EUR, sobre el papel la historia se vende bien, aunque el paso a la compra parece menos una declaración de amor que una especulación sobre un alivio futuro.