El grupo alemán vuelve a crecer. El negocio farmacéutico prosigue su sólida trayectoria, con unas ventas y un beneficio de explotación que se han duplicado en la última década, y una prometedora cartera de productos en fase de renovación. 

El negocio de ciencias agrícolas está disfrutando de un pico excepcional -las ventas aumentarán en 5.000 millones de euros entre 2021 y 2022- y las preocupaciones legales estadounidenses sobre el glifosato se están resolviendo progresivamente a un coste inferior a los temores iniciales.

A pesar de una pronunciada tendencia a la baja y de un panorama competitivo cada vez más saturado, el negocio de salud del consumidor -un candidato ideal para la desinversión- confirma su estabilidad y obtiene su tradicional beneficio operativo de 1.000 millones de euros. 

Paralelamente, la salida del CEO Werner Baumann -el hombre responsable de la adquisición e integración de Monsanto, con todos sus peligros- es ya una conclusión inevitable, y se ha nombrado a su sucesor: Bill Anderson, actual CEO de la división farmacéutica de Roche -posiblemente el cargo más prestigioso en la pequeña camarilla de la industria farmacéutica europea.

En el plano operativo, el grupo está completando una espectacular transformación de diez años en dos etapas: primero la venta del negocio químico de Covestro, que se completó con éxito mientras Bayer se desprendía hábilmente de su participación en la parte superior; y después la adquisición de Monsanto, que lo transforma en líder mundial en semillas y agricultura.

En términos financieros, a pesar de los resultados muy positivos de ayer, es importante mantener las cosas en perspectiva. En diez años, es decir, en el periodo fiscal 2012-2022, el volumen de negocio crece a un ritmo medio anual de solo el 2,5%.

Con 5.200 millones de euros en 2022, el beneficio de caja, o "free cash flow", medida más fiable de la rentabilidad de Bayer ya que su resultado contable se ve afectado por las amortizaciones, vuelve sin duda a la media de los mejores años, pero no ha progresado mucho desde la adquisición de Monsanto... 

El reparto de dividendos sigue estando bien cubierto, es decir, más del doble del free cash flow. Apreciamos la prudencia del Consejo de Administración, que no ha votado a favor de aumentar el dividendo este año.

La reducción de la deuda sigue siendo una prioridad y el principal eje de creación de valor para los accionistas en los próximos años. En la actualidad, el balance de Bayer sigue lastrado por 50.000 millones de euros de obligaciones financieras a largo plazo -deuda y provisiones en conjunto-, tres veces más que hace diez años.


Fuente: MarketScreener

La venta del negocio de salud del consumidor aliviaría esta carga. Valorado entre x12 y x15 EBTIDA, podría reportar entre 12.000 y 15.000 millones de euros. 

Bayer seguirá valorándose principalmente en función de su dividendo. Si los márgenes operativos aumentan, el impulso del negocio de ciencias agrícolas continúa y la carga de intereses -2.600 millones de euros en 2022, o la mitad del beneficio en efectivo de todos modos- disminuye como consecuencia del desapalancamiento, el resultado distribuible podría mejorar gradualmente.

Gráfico de Calificación Relativa de Bayer
Fuente: MarketScreener