La plana mayor de las empresas alemanas acompañará al canciller Olaf Scholz en su visita a China a finales de este mes, lo que refleja una continua dependencia de la segunda economía más grande del mundo a pesar de los esfuerzos por repartir la exposición de forma más uniforme por todo el planeta.

Roland Busch, director general de Siemens y presidente del Comité Asia-Pacífico de Empresas Alemanas, estará entre los ejecutivos que viajen a finales de la próxima semana, según informó la empresa.

Mercedes-Benz -que cuenta con el grupo chino Beijing Automotive Group Co Ltd y con el presidente de Geely, Li Shufu, como sus dos principales accionistas- también confirmó la participación de su director general, Ola Kaellenius.

El viaje es el primero de Scholz a China desde que Berlín elaboró el verano pasado una estrategia para China que instaba a una "reducción de riesgos" para reducir la exposición económica a la potencia asiática, pero era vaga en cuanto a medidas concretas u objetivos vinculantes.

Los cancilleres alemanes suelen ir acompañados de delegaciones empresariales de alto nivel en sus principales visitas al extranjero y la lista de ejecutivos para el viaje subraya la condición de China como mayor socio comercial de Alemania.

China también sigue siendo extremadamente importante para la industria alemana, sobre todo para los fabricantes de automóviles, que operan varias empresas conjuntas locales con socios chinos en el que es el mayor mercado automovilístico del mundo.

El año pasado, la inversión directa alemana en China alcanzó la cifra récord de 11.900 millones de euros (12.900 millones de dólares), lo que demuestra que las empresas siguen inyectando dinero en un país que Berlín considera un rival sistémico.

El jefe de BMW, Oliver Zipse, también viajará con Scholz, según dijeron dos personas familiarizadas con el asunto. Lo mismo ocurrirá con Miguel López, que dirige el conglomerado industrial alemán Thyssenkrupp, dijo el fabricante de acero para submarinos.

La lista de consejeros delegados no es definitiva y podrían sumarse más a medida que se ultime el viaje.

Mientras que las mayores empresas alemanas, como BASF y Volkswagen, siguen apostando por China como motor de crecimiento, algunas firmas más pequeñas han empezado a cambiar de rumbo.

Las corporaciones alemanas de tamaño medio han empezado a tomar medidas para cercar o separar legalmente sus negocios chinos, caminando por la cuerda floja entre seguir participando en el mercado y prepararse para el peor de los escenarios en caso de que Pekín invada Taiwán.

(1 dólar = 0,9208 euros) (Reportaje de Victoria Waldersee, Christoph Steitz y Alexander Huebner; Edición de Matthias Williams y Mark Potter)