Boiron ya estuvo en el punto de mira de MarketScreener en 2023, aunque no queremos hacer leña del árbol caído. En su momento, advertimos de que el grupo se había distinguido por un bajo rendimiento comercial y financiero estructural, incluso en sus buenos tiempos, que desaprovechó.
Sirva como ejemplo que en 2012 registró 566 millones EUR de ventas y 50 millones EUR de beneficio neto, frente a 534 millones EUR y 44 millones EUR, respectivamente, en 2022; además, una parte del resultado se debió a ingresos excepcionales de cesiones de activos. Un decenio perdido, pues, incluso cuando se daban todas las circunstancias.
En lugar de invertir en el futuro, en I+D y en diversificar sus actividades, sobre todo a escala internacional, el grupo controlado por los hermanos Boiron -sobre todo, Christian- ha carecido de ambición. Ahora está pagando el precio de su indolencia.
La otra lección que debería hacer pensar a todos los partidarios, entusiastas, comerciantes e inversores del sector de la medicina alternativa es que el éxito comercial solo es posible si los canales de reembolso lo permiten; si las autoridades sanitarias cortan el grifo, la fiesta se acaba de la noche a la mañana.
Para Boiron, como para otros antes, la retirada de sus productos de la lista de la seguridad social -poco convencida de las propiedades terapéuticas de la homeopatía - supuso un duro golpe, y un clavo en el ataúd que ahora parece imposible de arrancar.
2023 fue catastrófico y 2024 no será mejor, tras reducirse a la mitad las ventas en casi dos años y con la rentabilidad pendiendo de un hilo. De hecho, el año pasado, presintiendo que el negocio tocaba a su fin, los Boiron -que controlan hasta cuatro quintas partes del capital- vaciaron la enorme tesorería del grupo para repartir un dividendo especial.
El 21 de noviembre, el grupo anunció un nuevo plan de eliminación de 145 puestos de trabajo. A falta de un comprador con una verdadera visión industrial, el cierre de 4 centros de distribución y 7 centros de preparación, además del despido de 32 comerciales, no deja lugar a dudas sobre lo que nos espera. En el mejor de los casos, la empresa tendrá que desarrollar sus actividades a una escala mucho menor, intentando equilibrar sus cuentas.