Desde hace varios años, Broadcom demuestra su capacidad de reinvención para expandirse en segmentos estratégicos y convertirse en la referencia en ellos. Centrada inicialmente en chips de red para telecomunicaciones y móviles, el grupo ha ampliado su campo de acción: circuitos integrados de aplicación específica para inteligencia artificial y, desde la adquisición de VMware, software de gestión de infraestructuras. Una subida de gama asumida.

Una estrategia industrial bien definida

En un reciente artículo dedicado a la gestión financiera de la empresa, mi compañera Odile Dubois eligió el título Broadcom: Una estrategia que siempre atrae a los inversores. Este también se aplica a la dimensión tecnológica del grupo. Con una distribución en tres segmentos, Broadcom desarrolla varias tecnologías punteras, destinadas a un puñado de clientes… muy bien seleccionados.

La actividad histórica sigue centrada en los chips industriales y las soluciones de red, especialmente para las telecomunicaciones. Entre ellos se encuentran los módems Wi-Fi 6/6E/7 y los componentes 5G para teléfonos inteligentes. El contrato firmado con Apple representa por sí solo casi el 20% de la facturación. Se trata de un segmento cíclico, dependiente de los calendarios de los fabricantes y de la coyuntura del sector de las telecomunicaciones.

En el ámbito de la IA, Broadcom ofrece dos gamas principales: los ASIC, que son circuitos integrados de aplicación específica, y los chips de red. Entre estos se incluyen los conmutadores Tomahawk (interconexión de servidores) y los rúteres Jericho (conexión entre centros de datos). En cuanto a los ASIC, Broadcom trabaja, por ejemplo, en el TPU Ironwood, una unidad de procesamiento tensorial diseñada a medida para Alphabet.

Desde la adquisición de VMware a finales de 2023, Broadcom ya no se limita a las «cañerías». También suministra el software que explota las infraestructuras. Este giro hacia el SaaS permite generar ingresos recurrentes y, por lo tanto, ofrecer una mayor visibilidad a los inversores.

Una respuesta a las limitaciones de la IA

La inteligencia artificial evoluciona rápidamente y aparecen nuevos cuellos de botella. Tras la potencia bruta, dos retos han pasado a primer plano: el ancho de banda y el consumo energético. Dos frentes en los que Broadcom está bien preparado.

A principios de junio de 2025, el grupo presentó su nuevo chip Tomahawk 6 (TH6), capaz de duplicar el ancho de banda: 102,4 terabits por segundo, frente a los 51,2 de la versión anterior. Además, ofrece una mayor eficiencia energética gracias a un grabado más fino y a una gestión optimizada de los flujos. Un auténtico dos en uno.

Siguiendo la misma lógica, Broadcom apuesta por la óptica coempaquetada. Con ella se propone integrar módulos ópticos directamente en los chips para superar las limitaciones del cobre. Se trata de un cambio tan revolucionario como el que supuso el paso del ADSL a la fibra. Una tecnología que se perfila como clave para la IA del futuro, y Broadcom ya tiene un calendario y productos en el mercado.

Los riesgos

  • Una asignación de capital demasiado dispersa. Broadcom está dirigida por Hock Tan, un estratega reconocido por sus adquisiciones, pero que también mantiene un dividendo elevado, lleva a cabo planes de recompra de acciones y emprende importantes inversiones en I+D, sin olvidar la deuda relacionada con la compra de VMware.
  • Lanzamientos que deben ejecutarse sin contratiempos. Entre el Tomahawk 6 y el Ironwood para Google, cualquier retraso sería inoportuno.
  • Apple quiere volar con sus propias alas. El anunciado fin del contrato con Apple, que representa el 20% de los ingresos, dejará un vacío difícil de llenar.
  • Una fuerte dependencia. La concentración de clientes garantiza buenos márgenes, pero hace a la empresa muy vulnerable a la más mínima ruptura.

Las expectativas

  • El desarrollo de software. Al apostar por los ingresos recurrentes a través del software como servicio, Broadcom busca mitigar la ciclicidad de sus semiconductores.
  • Un papel en la 6G. Jensen Huang (Nvidia) menciona la red 6G. Creemos que Broadcom estará en esta carrera.
  • Google e Ironwood. El chip destinado a Google debería ser muy potente. En ese caso, podría ser una buena fuente de ingresos en los próximos años.
  • Una hoja de ruta clara y ambiciosa. Con la óptica coempaquetada, Broadcom puede situarse en el centro de la próxima revolución de la IA, pero aún queda por cumplir la promesa.

Una vez más, Broadcom ha sabido posicionarse hábilmente en el segmento más dinámico del sector, la inteligencia artificial. Esta presencia, junto con la expansión en el ámbito del software, ha permitido que su valor se cuadruplique en una década, lo que constituye una nueva prueba del talento de su dirección. A corto plazo, el mercado está a la espera de ver si la división de software puede seguir creciendo y si el TPU de Google cumple sus promesas. Mientras tanto, la acción ha subido otro 40% en seis meses, lo que demuestra la confianza de los inversores, una confianza que comparte ampliamente nuestra redacción.