Los ingresos de CACI se reparten entre la división Expertise (46%) y la división Technology (54%). La división Expertise proporciona personal cualificado para apoyar las operaciones internas de las agencias federales. La división Technology proporciona soluciones de software basado en arquitecturas abiertas, plataformas de datos avanzadas con IA, sistemas ERP, así como tecnologías de vanguardia en fotónica, modernización de redes y espectro electromagnético.
CACI tiene una excelente visibilidad en su negocio. La razón es que los contratos firmados son a largo plazo e implican elevados costes de cambio. Una vez captado un cliente, la relación se diseña, en la gran mayoría de los casos, para que sea duradera. CACI tiene actualmente contratos registrados por valor de 4 a 5 años y una cartera de licitaciones por valor de 12.000 millones USD.
Pero la empresa atraviesa dificultades desde principios de noviembre, desde la elección de Donald Trump. ¿La razón? El presidente estadounidense quiere que se reduzcan los presupuestos de defensa de las grandes potencias. Actualmente es difícil evaluar esta medida con precisión. Sin embargo, centrémonos en la calidad de los indicadores fundamentales de CACI.
CACI ya está realizando gradualmente la transición hacia un modelo centrado en la tecnología y los productos de alto valor añadido. Este cambio está generando mayores márgenes y ampliando el mercado al que puede dirigirse. La estrategia de asignación de capital de CACI también está bien equilibrada y parece apropiada en el entorno actual: está realizando adquisiciones cuidadosas que parecen estar bien encaminadas hacia la integración. Entre ellas, Azure Summit Technology, proveedor de tecnología e ingeniería de radiofrecuencia centrada en el espectro electromagnético, adquirida por 1.270 millones USD, y Applied Insight, especializada en servicios en la nube y ciberseguridad para la inteligencia estadounidense. Estas dos operaciones se completaron el pasado mes de octubre. Otro punto fuerte es que la empresa dispone de una holgada posición de tesorería para proseguir sus adquisiciones, al tiempo que aumenta la rentabilidad para los accionistas.
Estas perspectivas han llevado a los analistas a mostrarse optimistas sobre la empresa. Se espera que el margen de explotación supere el 9% a partir de 2026, muy por encima del nivel observado hace una década. Este factor, combinado con un fuerte crecimiento de los ingresos y una serie de recompras de acciones, ha dado lugar a un crecimiento muy fuerte de los ingresos netos de explotación (4 veces en 10 años). Todo ello se ha logrado con un balance saneado, con una deuda cubierta por solo dos veces el ebitda.
Históricamente, CACI ha cotizado en torno a un múltiplo medio. Las perspectivas de crecimiento de los márgenes, la cartera de pedidos, los avances tecnológicos y las adquisiciones justifican plenamente esta valoración. Los resultados del segundo trimestre, publicados a finales de enero, también confirmaron este excelente momento. CACI superó sus expectativas y elevó sus previsiones para su ejercicio. Sin embargo, con la reciente caída de la cotización, las ratios de valoración han caído a niveles bajos (PER de 16,5 veces este año; 14,5 veces para 2026), por debajo de la media de 10 años.
La caída se justifica, por tanto, por las incertidumbres que rodean al DOGE (el Departamento de Eficiencia Gubernamental, creado por Donald Trump en su primer día de mandato y administrado por Elon Musk). Estos temores son fundados: si Estados Unidos recorta efectivamente su presupuesto de defensa, el crecimiento de CACI se verá afectado. Pero, por el momento, sigue habiendo demasiadas incógnitas, ya que no se han precisado los detalles de los recortes. La empresa está bien posicionada para beneficiarse de la modernización de su infraestructura y redes informáticas, así como de la reducción de su plantilla. Es muy difícil sacar conclusiones razonables de este -40% en cuatro meses. Así que solo queda esperar a ver qué pasa.