El aumento gradual de las temperaturas mundiales es ya un fenómeno conocido. Que hará más calor está más que aceptado, y ocurrirá poco a poco. De hecho, hace años que las noches de verano se perciben como particularmente calurosas. Muy probablemente, habrás notado que abrir la ventana deja de ser suficiente y tienes que recurrir al ventilador o al aire acondicionado.

Por ejemplo, en Barcelona se quintuplicó el número de noches tropicales -las que no bajan de los 20 ºC- en solo 40 años. En 2018 fueron 101 noches, mientras que, a principios de los 80, no se superaban las 20 anuales.

Sin embargo, el clima es mucho más que la temperatura. Según un estudio publicado en Plos One en 2019, y confirmado poco después, en 2050 Madrid tendrá el clima de Marrakech. Muchos aumentos de temperatura paulatinos en verano, sumados a un descenso también gradual de la humedad, cambiarán el clima estival.

El problema es que, incluso si ahora mismo se dejaran de usar combustibles fósiles, la atmósfera seguiría calentándose. Por tanto, el clima seguiría cambiando gradualmente. Si estás leyendo esto, es poco probable que veas veranos más frescos que los actuales. Aunque, si todos lo hacemos bien, puede que tus nietos sí.

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