La conferencia del clima (COP26) se cerró con un consenso: hay que hacer más y más rápido.La cumbre de Glasgow no pasará a la historia como la cumbre que salvó el planeta del desastre ecológico, pero se debe subrayar el nuevo consenso global con respecto a la importancia de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC (y no a los 2,0 ºC), a la necesidad de acelerar el ritmo reducción de emisiones a lo largo de esta década y al papel determinante de la innovación tecnológica y del sector financiero en la transición. La última semana de la COP26 se vio marcada, quizás contra todas las expectativas, por un «acoplamiento climático» entre EE. UU. y China: las dos mayores potencias mundiales se comprometieron a cooperar en la crisis climática y a aumentar el ritmo de reducción de emisiones de gases contaminantes, en particular de gas metano, hasta 2030. Por su parte, tras intensas discusiones, la declaración final de la cumbre de Glasgow incluye por primera vez el compromiso de «reducir progresivamente» la utilización de carbón y combustibles fósiles, establece reglas comunes para la supervisión del cumplimento de los objetivos de reducción de emisiones y para un mercado global de créditos de compensación de carbono, y compele a todos los países signatarios a actualizar sus planes de reducción de emisiones hasta finales de 2022.

La Comisión Europea se muestra confiada con el crecimiento y la inflación de la eurozona, pese a la elevada incertidumbre.En su informe de otoño (y respecto a sus previsiones de verano), la institución revisó al alza en 0,2 p. p. el crecimiento para la eurozona en 2021, hasta el 5,0%; y recortó en 0,2 p. p. el de 2022, hasta el 4,3%. Por países, el comportamiento es bastante desigual (véase la tabla). Destacan negativamente España (véase la noticia en la sección de Economía española) y Alemania. Este último, muy penalizado por el elevado peso que las exportaciones y la industria (sobre todo automotriz) tienen en su economía, lo que la hace muy vulnerable a los cuellos de botella globales que se sufren desde el verano. De hecho, estos problemas de suministros junto al notable encarecimiento de la energía explican el aumento de las perspectivas de inflación en la eurozona: 2,4% en 2021 y 2,2% en 2022 (1,9% y 1,4%, respectivamente, lo estimado en verano). No obstante, la Comisión sigue considerando que la subida de la inflación será transitoria: en el segundo semestre de 2022 sería inferior al 2,0%. En cualquier caso, la incertidumbre sigue siendo muy elevada y el repunte de casos de COVID-19 en buena parte de Europa vuelve a incidir en la necesidad de avanzar en la vacunación para consolidar la recuperación.

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