PEKÍN, 7 dic (Reuters) - Estados Unidos tendrá que "pagar un precio" por su boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín, dijo China el martes, apenas unas semanas después de unas conversaciones destinadas a aliviar las tensas relaciones entre ambas naciones.

El lunes, la Casa Blanca dijo que representantes del Gobierno estadounidense boicotearían los Juegos Olímpicos de Invierno debido a las "atrocidades" de China en materia de derechos humanos, aunque los atletas estadounidenses son libres de viajar allí para competir.

El boicot estadounidense, alentado desde hace meses por algunos miembros del Congreso de EEUU y grupos de defensa de los derechos humanos, se produce a pesar de un esfuerzo por estabilizar los lazos, con una reunión en vídeo el mes pasado entre el presidente estadounidense Joe Biden y el líder chino Xi Jinping.

China se opone al boicot y tomará "decididas contramedidas", dijo el martes el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Zhao Lijian, en una conferencia con medios de comunicación en Pekín.

"Estados Unidos pagará un precio por sus actos erróneos", dijo, sin dar detalles. "Ya lo veremos".

Estados Unidos tiene previsto organizar los Juegos Olímpicos de verano de 2028 en Los Ángeles y está preparando una candidatura para albergar los Juegos Olímpicos de invierno de 2030 en Salt Lake City.

Preguntado sobre si China se plantearía un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos en Estados Unidos, Zhao dijo que el boicot estadounidense había "dañado los cimientos y la atmósfera" del intercambio deportivo y la cooperación en los Juegos, lo que comparó con "levantar una piedra para aplastar el propio pie".

Zhao pidió a Estados Unidos que mantuviera la política fuera del deporte, diciendo que el boicot iba en contra de los principios olímpicos.

Medios de comunicación y académicos chinos criticaron el boicot estadounidense.

"Es absurdo que Estados Unidos haga esto", dijo a Reuters Wang Wen, profesor de la Universidad Renmin de Pekín, que añadió que otras grandes potencias podrían hacer lo mismo con Washington cuando le tocara organizar los Juegos.

El Gobierno de EEUU destacó como motivo de su boicot el supuesto genocidio contra las minorías musulmanas en la región de Xinjiang, en el extremo occidental de China.

China niega todos los abusos de derechos humanos.

"La representación diplomática u oficial de Estados Unidos trataría estos juegos como algo normal ante los atroces abusos de los derechos humanos y las atrocidades de la República Popular China en Xinjiang, y simplemente no podemos hacer eso", dijo el lunes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, refiriéndose a la República Popular China.

"Los atletas del equipo de EEUU tienen todo nuestro apoyo", añadió Psaki en una rueda de prensa. "Estaremos detrás de ellos al 100% mientras los animamos desde casa".

George W. Bush fue el último presidente estadounidense que asistió a una ceremonia de apertura de los Juegos, como anfitrión en Salt Lake City en 2004. El vicepresidente Mike Pence asistió a los Juegos de Invierno de 2018 en la estación surcoreana de Pieonchang.

No está claro si otras naciones se unirían a Estados Unidos, aunque el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, había dicho que se había consultado a los aliados sobre una "estrategia compartida".

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá declaró que "sigue profundamente preocupado por los preocupantes informes sobre violaciones de los derechos humanos en China" y que sigue debatiendo el asunto con sus socios y aliados.

Los Gobiernos de Australia y Japón han dicho que también están considerando sus posiciones.

El viceprimer ministro de Nueva Zelanda, Grant Robertson, dijo que el país no enviaría representantes, pero esa decisión se basó en gran medida en las preocupaciones de COVID-19 y fue anterior al boicot de Estados Unidos.

La semana pasada, Stefano Sannino, jefe del servicio diplomático de la Unión Europea, dijo que los boicots eran una cuestión de los Estados miembros individuales, no de la política exterior común de la UE.

El presidente ruso Vladimir Putin es el único líder de un país importante que ha aceptado una invitación.

Los grupos de derechos humanos celebraron la medida, pero dijeron que Washington podría hacer más para responsabilizar a China de sus acciones.

Sin embargo, algunos analistas políticos dijeron que el boicot era menos una amenaza para los Juegos y más una cuestión de apariencias que Pekín alimentó amenazando con represalias.

"Habría sido una historia sin importancia si no se le hubiera dado importancia", dijo Lisa Delpy Neirotti, profesora de gestión deportiva en la Escuela de Negocios de la Universidad George Washington.

"De todos modos, no solemos enviar una gran delegación gubernamental, especialmente en tiempos de COVID".

El boicot diplomático pone a los patrocinadores corporativos de los Juegos Olímpicos en "una situación incómoda", pero causó menos preocupación que una prohibición total para los atletas, dijo Neal Pilson, un expresidente de CBS Sports que ha supervisado los acuerdos de derechos de transmisión de los Juegos Olímpicos.

El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, dijo a los periodistas que el Gobierno no dictaría las prácticas del sector privado, pero que las empresas deberían ser "plenamente conscientes" de los acontecimientos en Xinjiang.

Un portavoz de NBCUniversal, propiedad de Comcast, dijo que transmitiría los Juegos como estaba previsto

(Reporte de Gabriel Crossley y Yew Lun Tian; edición de Clarence Fernandez; traducido por Tomás Cobos)