La subida de aranceles anunciada por el futuro presidente estadounidense, Donald Trump, podría incitar a los fabricantes de automóviles y a sus proveedores a aumentar la producción en Estados Unidos.

Se está debatiendo un arancel general del diez por ciento sobre todas las importaciones a EE UU. Trump quiere imponer un arancel del 25% a los productos procedentes de Canadá o México y un arancel del 60% a las importaciones procedentes de China. "Cualquiera puede hacer los cálculos", declaró a Reuters Paul Thomas, responsable para Norteamérica del proveedor automovilístico Bosch, con sede en Stuttgart, al margen de la feria de electrónica CES de Las Vegas. "Si va a ser un diez por ciento, un 20 por ciento o un 60 por ciento (de aranceles), tienes que preguntarte qué escenarios tienen sentido y cómo reaccionas". Bosch ya está barajando esos escenarios, pero espera a ver qué ocurre tras la toma de posesión de Trump el 20 de enero antes de tomar ninguna decisión.

La industria automovilística ha tenido que lidiar con aranceles crecientes desde el primer mandato de Trump (2017-2021). Bajo la posterior administración del demócrata Joe Biden, el programa de estímulo de la Ley de Reducción de la Inflación atrajo inversiones a Estados Unidos. Sin embargo, los problemas en la cadena de suministro durante la pandemia de coronavirus también provocaron una mayor localización de la producción en los respectivos mercados de venta.

Por ello, Continental, el competidor de Bosch, considera que ya está bien posicionado para verse menos afectado por el aumento de los aranceles. El director general Nikolai Setzer explicó que, no obstante, Conti también está en conversaciones con sus proveedores en Norteamérica sobre dónde se abastecerán de piezas en el futuro para evitar los aranceles. Los proveedores tienen que estar atentos a la reacción de sus clientes, los fabricantes de automóviles, ante las nuevas normas. Por ejemplo, un directivo del fabricante japonés de automóviles Honda dijo en el CES que su producción en México podría trasladarse posiblemente a Japón o a otros lugares.

La línea dura de Trump contra China está provocando que se busquen fuentes de suministro en otros países o en los propios EE.UU. para los productos preliminares procedentes de allí. Así, por ejemplo, el proveedor de baterías de Tesla, Panasonic Energy, ha recurrido a proveedores de materias primas de EE.UU. y Canadá. El plan para prescindir por completo de los materiales procedentes de China en las baterías producidas en EE.UU. se está acelerando, afirmó el jefe para Norteamérica, Allan Swan.

(Informe de Abhirup Roy; escrito por Ilona Wissenbach, editado por Ralf Banser. Si tiene alguna duda, póngase en contacto con el equipo editorial en frankfurt.newsroom@thomsonreuters.com)