El jefe de asuntos fiscales del Ministerio de Hacienda, Nuno Félix, declaró que el nuevo impuesto "excepcional y estrictamente temporal" está en línea con el aprobado por la Unión Europea para el sector energético.

En Portugal, este impuesto se dirige a los beneficios excesivos de las empresas que operan en los sectores del crudo, el gas natural, el carbón y las refinerías, pero también a los de los minoristas de alimentación. Fue propuesto por el gobierno socialista que cuenta con una mayoría absoluta de escaños en el parlamento.

"El nuevo impuesto pretende una redistribución de estos beneficios excesivos en un contexto inflacionista... tiene que haber justicia social", declaró Félix ante el Parlamento antes de la votación.

Según el régimen aprobado, la parte de los beneficios de las empresas que supere el 20% de los beneficios medios de los cuatro años anteriores tributará al 33%. El nuevo tipo se aplicará en 2022 y 2023.

En Portugal, el tipo normal sobre los beneficios de las empresas es del 21%.

El beneficio de la petrolera y gasista portuguesa Galp aumentó un 86% en los nueve primeros meses, pero la empresa afirmó que se debió esencialmente a su producción en Brasil y Angola, que se benefició de la subida de los precios del crudo, y no a su negocio nacional.

El segundo minorista portugués, Jeronimo Martins, registró un aumento del 29% en su beneficio neto de enero a septiembre, ya que la disparada de la inflación impulsó las cifras de ventas.

Los precios al consumo portugueses subieron un 9,9% interanual en noviembre, ralentizándose ligeramente respecto al 10,1% del mes anterior, que fue el más alto en tres décadas.