Un yen resurgente ayudó a que las acciones japonesas volvieran a tierra el lunes, dejando a los inversores luchando por calibrar la potencial disminución de las perspectivas de beneficios, y apagando una espectacular racha de meses del mercado de Tokio.

En sólo tres sesiones bursátiles, la media de acciones del Nikkei ha perdido una quinta parte de su valor. El lunes se desplomó un 12,4%, marcando su segunda mayor caída registrada y la mayor desde el desplome del Lunes Negro de octubre de 1987.

En parte, la venta masiva se ha visto impulsada por el reciente giro del yen después de que el Banco de Japón comenzara a subir los tipos por primera vez en décadas, la última vez la semana pasada.

Ahora los inversores se ven obligados a valorar las perspectivas de Japan Inc sin el colchón adicional de la divisa, que ha ayudado a muchos exportadores de peso. Hasta hace unos días, la bolsa japonesa se consideraba un valor destacado a nivel mundial, tras haber ganado casi un 30% el año pasado y haber tocado su máximo histórico el mes pasado.

"Todos los beneficios, todos los vientos de cola de la divisa que han estado apuntalando a las acciones del Nikkei 225 y a los exportadores, a las multinacionales, se han esfumado", dijo Amir Anvarzadeh de Asymmetric Advisors, una firma de asesoría de renta variable centrada en Japón.

Ahora, las empresas tendrán que hacerlo bien por sus propios méritos, afirmó.

Un yen más débil encarece los costes para las pequeñas empresas y los hogares, pero es en gran medida positivo para los grandes exportadores, como Toyota Motor, porque abarata sus productos en el extranjero y aumenta los beneficios cuando las ganancias extranjeras vuelven a casa.

El yen cotizó el lunes en torno a su nivel más fuerte en siete meses, a 142 por dólar. Ha ganado cerca de un 14% en el último mes, recuperándose tras meses de pérdidas.

Para hacerse una idea del tamaño del trastorno potencial para los gigantes industriales de Japón, no hay más que mirar a Toyota. El mayor fabricante de automóviles del mundo afirma que cada cambio de 1 yen frente al dólar supone una diferencia de 50.000 millones de yenes (350 millones de dólares) en beneficios.

En los últimos resultados trimestrales de Toyota, anunciados la semana pasada, la divisa aportó 370.000 millones de yenes al beneficio operativo.

La venta se ha extendido más allá de los exportadores, con los bancos y otras industrias también destrozadas, arrojando una nube sobre la reciente remontada del mercado japonés, que se veía como un renacimiento triunfal tras años en un letargo deflacionista.

FUNDAMENTOS SÓLIDOS

Aunque los fundamentos corporativos de Japón siguen siendo en gran medida sólidos, según los analistas, la liquidación es un recordatorio de que los mercados -al menos a corto plazo- no siempre reflejan los fundamentos.

Con muchos exportadores asumiendo un tipo de cambio del yen de 140 ó 145 por dólar, los inversores habían estado esperando ver beneficios más fuertes en el futuro, dado que el yen cotizaba a 160 hace unas semanas, dijo Kei Okamura, gestor de carteras de Neuberger Berman en Tokio.

"Muchos inversores mundiales han estado esperando que las empresas japonesas anunciaran revisiones al alza" debido a la divisa, dijo.

"Por eso, desde la perspectiva de algunas personas, las revisiones al alza podrían no estar ahí, pero desde nuestra perspectiva, los fundamentos todavía parecen estar bien".

Las acciones de los exportadores también se vieron afectadas por las preocupaciones sobre una ralentización en Estados Unidos, uno de los mayores mercados de exportación de Japón y absolutamente vital para su industria automovilística.

"Si la economía estadounidense se ralentiza, los coches no se venderán", afirmó Takatoshi Itoshima, estratega de Pictet Asset Management Japan.

Los fabricantes de automóviles son también componentes de peso del Nikkei y del índice más amplio Topix, dijo Itoshima, algo que se suma al dolor general para los mercados.

Subaru, que informó de que casi el 80% de sus ingresos procedieron de Norteamérica en el primer trimestre, dijo el lunes que mantenía su previsión de un tipo de cambio de 142 yenes para todo el año.

El director financiero, Katsuyuki Mizuma, declaró en una sesión informativa sobre resultados que el fabricante de automóviles tendría que revisar los incentivos que ofrece en Estados Unidos. Cada aumento de 1 yen en el tipo de cambio significaba un cambio de 10.000 millones de yenes en el beneficio operativo, dijo.

El fabricante de impresoras Epson dijo la semana pasada que revisaba su hipótesis sobre el tipo de cambio a 151 yenes por dólar desde los 144 yenes anteriores - y elevaba en consecuencia sus perspectivas de beneficios, que ahora pueden parecer dudosas.

La agitación del mercado puede venir con un resquicio de esperanza para los inversores que miran más allá de un grupo de campeones exportadores de Japón.

El retroceso del yen podría ofrecer un alivio a la economía en general, después de que su caída de meses haya hecho subir los precios al consumo, suscitando una profunda inquietud sobre las perspectivas del gasto en Japón.

La caída del yen ha llevado incluso al fundador de la empresa matriz de Uniqlo, Fast Retailing, a advertir de que no había "ningún mérito" en un yen más débil, dado que Japón importa materias primas de todo el mundo antes de fabricar y exportar.

"Un yen más fuerte podría no ser bueno para los valores del Nikkei 225 y para los extranjeros que lo poseen", afirmó Anvarzadeh, de Asymmetric Advisors.

"Pero es bueno para el país, es bueno para la economía". (1 $ = 142,7500 yenes)