Según la propuesta revisada, el requisito de participación mínima de la cooperativa se fijará en el 33% del suministro de leche, o una acción por cada 3 kg de sólidos lácteos (kgMS), frente al requisito obligatorio actual de una acción por cada kgMS.

La estructura también limitará la inversión de los no agricultores en el Fondo de Accionistas de Fonterra que cotiza en bolsa, una puerta de entrada para que los no agricultores inviertan en el gigante lácteo, para "proteger la propiedad y el control de los agricultores".

"Una estructura de capital con una participación flexible ayudaría a igualar las condiciones de los competidores, muchos de los cuales cuentan con respaldo extranjero y no requieren que los agricultores inviertan capital", declaró el presidente Peter McBride.

La empresa, con sede en Auckland, había anunciado en mayo la revisión de su estructura de capital para facilitar la entrada de los agricultores en la cooperativa, como parte de su impulso para racionalizar las operaciones y fortalecer su futuro financiero.

Por otra parte, Fonterra reveló su estrategia a largo plazo de centrarse en sus operaciones nacionales, empezando por desprenderse de su inversión en Chile y considerando la posibilidad de sacar a bolsa sus operaciones en Australia, aunque conservando una participación significativa.

"Consideramos que estas dos medidas son fundamentales para centrarnos más en nuestra leche neozelandesa y, lo que es más importante, para liberar capital, gran parte del cual está destinado a ser devuelto a los accionistas", declaró el director general Miles Hurrell.

Como parte de su estrategia, el gigante lácteo espera lograr un aumento de entre el 40% y el 50% de sus beneficios operativos para 2030, y pretende devolver 1.000 millones de dólares neozelandeses (699,80 millones de dólares) a través de las ventas y los dividendos previstos para el año fiscal 2024.

(1 dólar = 1,4273 dólares neozelandeses)