FRÁNCFORT/BRUSELAS, 7 sep (Reuters) - La Unión Europea está preparando planes de emergencia para limitar los precios del gas o desvincular los precios de la electricidad del coste creciente del gas, así como reformas a más largo plazo destinadas a garantizar que los precios de la electricidad reflejen el menor coste de la energía renovable.

Los ministros de Energía de los países de la UE se reunirán el 9 de septiembre para debatir cómo aliviar la carga de los precios de la energía en las empresas y los hogares con carácter de urgencia.

Los costes de la energía en Europa se han disparado en el último año, impulsados por los precios récord del gas, ante la reducción del suministro ruso a Europa.

Los Gobiernos europeos han acusado a Moscú de utilizar la energía como chantaje, en represalia por el apoyo occidental a Ucrania tras la invasión rusa. El gigante del gas ruso Gazprom ha achacado los recortes a las sanciones occidentales y a cuestiones técnicas.

Cambiar los sistemas energéticos de los 27 países de la UE puede ser complejo y llevar tiempo, ya que el comercio transfronterizo de productos energéticos entre sus miembros ha tardado dos décadas en surgir y consolidarse. Pero los responsables de la región se apresuran a encontrar una solución a corto plazo.

A continuación se explica por qué Europa está considerando la posibilidad de reformar el mercado de la energía, y lo que podría suponer.

¿POR QUÉ EL PRECIO DE LA ELECTRICIDAD ESTÁ VINCULADO AL DEL GAS?

En el sistema energético de la UE, el precio de la electricidad al por mayor lo fija la última central eléctrica necesaria para satisfacer la demanda global.

Los parques eólicos, la energía nuclear, las centrales de carbón y de gas y todos los demás generadores pujan en el mercado de la electricidad, y las fuentes más baratas son las primeras en llegar, seguidas de las más caras, como el gas. Las centrales de gas suelen fijar el precio en este sistema.

La idea es que, dado que todos los generadores venden su energía al mismo precio, los de energías renovables más baratos acaban teniendo un mayor margen de beneficio, un estímulo que incentiva más inversiones en la generación de energías renovables que Europa necesita para alcanzar los objetivos del cambio climático.

Sin embargo, países como España han dicho que el sistema es injusto, ya que da lugar a que la energía renovable barata se venda a los consumidores al mismo precio que la energía más costosa basada en combustibles fósiles.

Los precios del gas se han disparado porque Rusia ha recortado los volúmenes que envía a Europa en un contexto de intensa competencia mundial por el gas no ruso. El efecto ha sido un aumento del precio de la producción de energía generada con gas en Europa, lo que ha provocado un aumento de los precios generales de la energía.

El contrato eléctrico de referencia de Alemania para 2023 se disparó hasta un récord de 1.050 euros el megavatio hora (MWh) a finales de agosto, 14 veces más que hace un año, aunque desde entonces los precios han retrocedido parcialmente.

Otros factores que han impulsado los precios de la energía son los problemas de las centrales nucleares francesas y la grave sequía en Europa, que ha dificultado la producción hidroeléctrica y ha afectado a los suministros de carbón.

¿CÓMO PODRÍA LA UE CAMBIAR LOS PRECIOS DE LA ENERGÍA?

La jefa de la UE, Ursula von der Leyen, dijo el miércoles que la Comisión Europea propondrá un límite a los ingresos de los generadores de electricidad que no funcionen con gas.

El aumento de los precios de la electricidad ha generado unos ingresos extraordinarios para los generadores que no utilizan gas y que tienen unos costes de funcionamiento más bajos, como los parques eólicos y las centrales nucleares, y von der Leyen dijo que los países deberían utilizar el tope de precios para reducir esos ingresos y destinar el dinero a reducir las facturas de los consumidores.

Un borrador de la propuesta de la Comisión, al que tuvo acceso Reuters, indica que el límite sería de 200 euros por megavatio hora --menos de la mitad de los precios actuales de la energía al por mayor en Alemania-- y que los parques eólicos y solares, las plantas de biomasa, las centrales nucleares y los generadores de carbón estarían entre los afectados.

El tope de precios se aplicaría y los ingresos sobrantes se recuperarían tras la liquidación de las transacciones de energía, por lo que la medida no afectaría directamente a los precios cotizados del mercado europeo de la electricidad, según el proyecto, que podría cambiar antes de su publicación.

República Checa, que ocupa la presidencia de turno de la UE, también ha presentado opciones.

Entre ellas figuran la limitación del precio del gas importado de determinados países, la limitación del precio del gas utilizado para producir electricidad o la exclusión temporal de las centrales de gas del actual sistema de fijación de precios de la electricidad de la UE.

Los ministros de Energía de la UE tienen previsto debatir las distintas opciones en su reunión del viernes. Cualquier nueva política o ley de la UE necesitaría la aprobación de los países de la UE.

La idea de limitar los precios del gas o la electricidad cuenta desde hace tiempo con el apoyo de España, Bélgica y otros países, y ahora con el de países inicialmente reticentes como Austria y Alemania. Francia se encuentra entre los Estados que están a favor de actuar para separar los precios del gas y la electricidad.

Von der Leyen también dijo que la Comisión propondría un tope de precios específicamente para el gas procedente de Rusia, una medida destinada a recortar los ingresos que recibe Moscú por la venta del combustible.

Sin embargo, algunos países se muestran cautelosos y afirman que esto supondría el riesgo de que Moscú tomara represalias interrumpiendo por completo el menguante suministro que aún envía a Europa.

Otra opción podría ser que los Gobiernos limitaran el precio del gas y pagaran a las compañías de gas la diferencia entre el precio limitado y el precio superior de mercado.

Países como Alemania y los Países Bajos se oponen a esta opción, ya que supondría subvencionar la producción de combustibles fósiles con fondos públicos que, según ellos, estarían mejor invertidos en el cambio a energías limpias más baratas.

Las sugerencias checas también incluyen la limitación temporal del comercio de energía en las bolsas europeas a las transacciones intradía y diarias.

¿CUÁLES SON LAS POSIBLES DESVENTAJAS?

Los altos precios del gas suponen un incentivo financiero para que las industrias y los hogares reduzcan su consumo de gas, un cambio de comportamiento que los Gobiernos intentan fomentar para garantizar que haya suficiente combustible para pasar el invierno.

Poner un tope al precio del gas limitaría ese incentivo y, según los críticos, podría incluso fomentar un mayor uso del gas cuando los Estados deberían poner en marcha políticas de reducción del consumo.

Algunos analistas han sugerido que una ayuda financiera dirigida a los hogares y empresas de bajos ingresos más afectados por la subida de los precios sería una opción mejor que una revisión precipitada del mercado.

Otras cuestión es cómo pueden limitar los Gobiernos el coste de la energía de gas de forma que no se aliente a los propietarios de las centrales de gas a producir menos energía cuando los países la necesitan urgentemente.

(Reporte de Vera Eckert y Kate Abnett, traducido por Tomás Cobos; Edición de Barbara Lewism Bernadette Baum y Mark Potter)