Por Feliz Solomon 
  THE WALL STREET JOURNAL 

SINGAPUR -- El aumento de casos de Covid-19 en Malasia, un eslabón poco conocido pero fundamental en la cadena de suministros de los semiconductores, ha abierto un nuevo frente en la batalla por solucionar los problemas de los fabricantes que se han notado en multitud de sectores en un momento de escasez mundial de chips de ordenadores.

Este país del sudeste asiático es uno de los principales destinos mundiales de ensamblaje y prueba de los dispositivos que controlan los teléfonos inteligentes, los motores de los coches y los equipos médicos. Los problemas en Malasia amenazan con prolongar la incertidumbre que atenaza a la cadena de suministro hasta bien entrado el próximo año, dando al traste con las esperanzas de mejora en la segunda mitad de 2021.

La crisis de suministro en Malasia, provocada principalmente por la falta de personal debido a las medidas implementadas para controlar la propagación de virus y por el fuerte repunte de la demanda mundial, supone un nuevo problema para la industria del automóvil. En la primera mitad de este año, la escasez se debió a que las compañías calcularon mal el ritmo de la recuperación económica y no pidieron suficientes componentes. Ahora no siempre pueden conseguir las piezas que necesitan porque los brotes de Covid-19 están reduciendo la producción de las fábricas.

Algunos de los principales fabricantes de coches del mundo, como Toyota Motor Corp., Ford Motor Co., General Motors Co. y Nissan Motor Co., han anunciado importantes recortes de producción debido sobre todo a la falta de chips en sus plantas en Malasia. Ford suspendió el trabajo durante una semana en una planta que fabrica el F-150 en Kansas City, Misuri, y en una fábrica del modelo Fiesta en Colonia, Alemania, por falta de piezas. Toyota dijo que recortará la producción mundial en cerca de un 40% en septiembre. Y General Motors afirmó que prevé producir 100.000 vehículos menos en Norteamérica en la segunda mitad del año.

Los problemas en Malasia provienen del peor brote de Covid-19 que ha vivido la nación desde que comenzó la pandemia. El país, cuya población asciende a 32 millones de personas, ha registrado más de 1,6 millones casos confirmados y 15.000 muertes por coronavirus hasta ahora, más de la mitad de ellos en verano.

El 1 de junio, el Gobierno impuso un confinamiento a nivel nacional para frenar la propagación del virus y proteger su sistema sanitario, que se está saturando, pero calificó a las empresas de electrónica de negocio esencial y permitió que operaran al 60% de su capacidad. A medida que ha ido aumentando la tasa de vacunación, a las fábricas se les ha permitido reanudar sus operaciones al completo, pero desde entonces han tratado de ponerse al día y las interrupciones han persistido.

Incluso una perturbación menor puede cambiar sustancialmente la producción y las fechas de entrega. En junio, el fabricante de chips de Malasia Globetronics Technology Bhd., que ensambla sensores para teléfonos inteligentes estadounidenses además de componentes básicos para coches, cerró de manera voluntaria dos de sus fábricas durante varios días a raíz de que tres trabajadores dieran positivo por Covid-19.

Se tardó cuatro semanas en normalizar las entregas, de acuerdo con el consejero delegado, Heng Huck Lee.

Malasia es un importante centro de envasado, un proceso intensivo en mano de obra que consiste en combinar elementos básicos en componentes funcionales y comprobar su calidad antes de enviarlos al extranjero y convertirlos en productos de uso final. Cerca del 7% de la oferta mundial de semiconductores pasa por el país en algún momento, de acuerdo con la Asociación de la Industria de Semiconductores estadounidense. Estados Unidos importa más chips directamente de Malasia que de cualquier otro países del mundo, dijo el grupo.

Los problemas en Malasia comenzaron el año pasado a raíz del cierre de varias fábricas debido a la pandemia, aunque esto no tuvo tantas repercusiones dado que, en aquel momento, el suministro mundial de chips parecía ser más estable y la demanda era menor. Pero a comienzos de 2021, a medida que las economías despertaban, la escasez se agudizó por la elevada demanda de dispositivos que requieren chips. En ese momento se produjo un incendio en una importante planta a las afueras de Tokio en marzo y una sequía en abril en Taiwán que ralentizó la producción de chips, que requieren de mucha agua. Además, los casos de Covid-19 empezaron a repuntar en Malasia en el mismo periodo, lo que agravó los problemas.

La demanda ha seguido creciendo. Se necesitan más chips para los equipos médicos, como ultrasonidos portátiles, termómetros y ventiladores, ahora que los sistemas sanitarios de todo el mundo quieren incrementar su capacidad. Las confinamientos prolongados impulsaron la demanda de electrodomésticos y de aparatos de electrónica para el uso personal, como tablets y consolas de videojuegos.

"Incluso trabajando al 100% de la capacidad, la oferta sigue sin ser suficiente para satisfacer la demanda, y el plazo de entrega aumentará", señaló Wong Siew Hai, presidente de la Asociación de la Industria de Semiconductores de Malasia, un grupo empresarial formado en enero en respuesta a los retos planteados por la pandemia. El problema, según Wong, es que la demanda supera la plena capacidad, al tiempo que la mayoría de las fábricas siguen funcionando por debajo de su potencial. Calcula que las limitaciones de capacidad debido a la pandemia se tradujeron en cientos de millones de dólares en "oportunidades perdidas" en el país este año.

En teoría, el sector de los semiconductores de Malasia debería haber estado funcionando de manera óptima a finales de agosto, al alcanzar la tasa de vacunación de los trabajadores de la mayoría de empresas el umbral del 80% requerido para reanudar las operaciones al 100%, dijo Wong. Pero en la práctica, la producción de las fábricas podría ser desigual durante los próximos dos o tres trimestres, hasta que todo el país logre una mayor tasa de vacunación y se ralentice la transmisión del virus. Casi el 45% de la población de Malasia está totalmente vacunada, de acuerdo con Our World in Data.

Los fabricantes de chips afirman que la situación sigue siendo dinámica y podría seguir volátil el año próximo. Un portavoz de Infineon Technologies AG, un proveedor alemán de semiconductores que fabrica productos en Malasia, indicó que la empresa cree que la escasez continuará en 2022, ya que la demanda sigue siendo alta y supera considerablemente la oferta.

--Chester Tay en Kuala Lumpur, Malasia, y Jon Emont en Singapur contribuyeron a este artículo.

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Versión española de María Elsa González maria.gonzalez@dowjones.com y Noelia Urra noelia.urra-calzada@dowjones.com

Editado por RMR y CLP

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August 30, 2021 07:16 ET (11:16 GMT)