Lo hicieron con Huawei. Lo hicieron con Rusia. Ahora, Estados Unidos va a por la industria de la informática avanzada y los superordenadores de China.

¿El arma? Una norma poco conocida que permite a los reguladores estadounidenses extender sus poderes de control de las exportaciones de tecnología mucho más allá de las fronteras de Estados Unidos a las transacciones entre países extranjeros y China.

La disposición, llamada regla del producto directo extranjero, o FDPR, se introdujo por primera vez en 1959 para controlar el comercio de tecnologías estadounidenses. En esencia, dice que si un producto se ha fabricado con tecnología estadounidense, el gobierno de EE.UU. tiene el poder de impedir su venta, incluidos los productos fabricados en un país extranjero.

El viernes, los funcionarios estadounidenses aplicaron la regla a la industria de la computación avanzada y los superordenadores de China para impedir que obtenga chips de computación avanzada.

La norma cobró protagonismo en agosto de 2020, cuando se utilizó contra la empresa china de telecomunicaciones Huawei Technologies Co Ltd . Los funcionarios estadounidenses habían intentado cortar el suministro de semiconductores de Huawei, pero descubrieron que las empresas seguían enviando a Huawei chips fabricados en fábricas fuera de Estados Unidos.

Finalmente, los reguladores estadounidenses encontraron un punto de estrangulamiento: Casi todas las fábricas de chips contienen herramientas críticas de proveedores estadounidenses. Así que ampliaron la FDPR para controlar el comercio de chips fabricados con tecnología o herramientas estadounidenses. Esa medida fue un golpe para el negocio de teléfonos inteligentes de Huawei, y los reguladores estadounidenses la utilizaron en Rusia y Bielorrusia tras la invasión de Ucrania para cortar los chips.

Dan Fisher-Owens, especialista en control de exportaciones de chips en el bufete de abogados Berliner Corcoran & Rowe, dijo que la ampliación de la FDPR cerró una brecha en la jurisdicción de control de exportaciones de Estados Unidos.

Sin embargo, dijo que Estados Unidos ha sido cauteloso a la hora de utilizar la norma, ya que puede arrastrar a las empresas extranjeras al proceso y "crear fricciones" con los aliados que pueden estar en desacuerdo con la aplicación de la ley estadounidense.

Altos funcionarios estadounidenses dijeron el viernes que la nueva aplicación frenará el uso de chips avanzados en los superordenadores chinos, que pueden utilizarse para desarrollar armas nucleares y otras aplicaciones militares.

Estados Unidos ya había incluido a varias empresas chinas de supercomputación en una lista de entidades restringidas, impidiéndoles comprar chips estadounidenses. Pero esas empresas empezaron a diseñar sus propios chips y a buscar que se los fabricaran, una estrategia que las medidas estadounidenses del viernes pretendían frustrar.

La última medida prohibiría a cualquier empresa de fabricación de semiconductores que utilice herramientas estadounidenses -lo que hace la mayoría- vender chips avanzados a China, dijo Karl Freund, un consultor de chips de Cambrian AI que observa el espacio de la supercomputación.

"Tendrán que desarrollar sus propias tecnologías de fabricación y tendrán que desarrollar sus propias tecnologías de procesadores para reemplazar las tecnologías estadounidenses u occidentales que faltan y que están utilizando actualmente", dijo Freund, un consultor de chips en Cambrian AI que observa el espacio de la supercomputación.

En ese caso, China podría tardar entre cinco y diez años en ponerse al nivel de la tecnología actual, añadió. (Reportaje de Jane Lanhee Lee en Oakland, California; edición de Peter Henderson y Richard Chang)