A principios de año, la cotización de las acciones de HPE se situaba exactamente donde estaba cuando se separaron las dos divisiones del grupo ocho años antes. El contraste con la suerte de HP -la división de electrónica de consumo-, cuya capitalización bursátil se triplicó durante el mismo periodo, resultaba aún más doloroso.
Sobre este tema, véase HP Inc.: sorpresa agradable y preguntas sin respuesta y HP Inc.: una valoración atractiva y un rendimiento significativo para los accionistas.
La falta de crecimiento de las ventas y los beneficios, un flujo de efectivo errático y una importante compresión de los márgenes habían servido para desanimar a los inversores. A esto se sumaron las recompras masivas de acciones entre 2017 y 2019, en un momento en que los múltiplos de valoración de HPE se movían -en el espacio de unos pocos meses- en territorio sobrecalentado.
Todo ello dio paso a un claro descuento de la valoración frente a comparables como Dell y Cisco. Dell, es cierto, ha tenido un mejor crecimiento desde su megafusión con EMC, mientras que los beneficios de Cisco triplican a los de HPE. Así pues, la penalización estaba justificada.
El cambio de tendencia puede estar a la vuelta de la esquina, gracias sobre todo a la adquisición de Juniper Networks, cuya dinámica financiera no es muy diferente a la de HPE. Presentada como una apuesta directa por la inteligencia artificial, esta operación, que aún está pendiente de su aprobación por parte de las autoridades de la competencia, valora Juniper en casi 40 veces su beneficio operativo.
Esa circunstancia pone en evidencia su carácter estratégico, ya que HPE se valora en 14 veces su beneficio operativo, Dell en 17 veces y Cisco en 22 veces. Esperemos que el destino de esta costosa adquisición sea menos desastroso que el de Autonomy en 2011, el inicio de un fracaso legendario para Hewlett-Packard, que precipitó la división del grupo cuatro años después.
Otro posible motivo de esperanza es el muy buen trimestre que HPE acaba de concluir, con un aumento de las ventas del 15% respecto al mismo periodo del año anterior y previsiones similares para el primer trimestre de 2025, a punto de comenzar.
Estos ingresos, cabe señalar, se deben por completo a las ventas de servidores, que han aumentado exponencialmente en los últimos meses. Falta comprobar si se trata de un efecto de ciclo puntual, dado que el sector de actividad de HPE sigue siendo propenso a experimentarlo.
En cualquier caso, el final del ejercicio 2024 es un buen momento para reflexionar y adoptar una visión a largo plazo de los resultados económicos de HPE, que en nueve años ha generado 15.000 millones USD en flujo de efectivo libre acumulado. Durante este periodo, se han devuelto 17.500 millones USD a los accionistas, principalmente a través de recompras de acciones -aunque HPE se ha relajado en las recompras de acciones en los últimos años-. Por tanto, los 2.500 millones USD adicionales se financiaron con un aumento similar de la deuda.
Según lo dicho, los analistas que argumentaban que una capitalización de mercado inferior a 20.000 millones USD estaba injustamente deprimida podrían tener razón. Sin embargo, el hecho es que en un sector de actividad cíclico e hipercompetitivo, el valor solo puede crearse a través de una estrategia de fusiones y adquisiciones bien perfeccionada, un ámbito en que la trayectoria de HPE no es precisamente brillante, como ya se ha dicho.
Pero, como decía Oscar Wilde, "todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro". A la luz de la adquisición de Juniper, nada les gustaría más a los accionistas de HPE que comprobar la validez de esa cita.