Hyundai Bioscience anunció el día 11 que ha comenzado el ensayo clínico de fase 2 de CP-COV03 para pacientes de COVID-19. El CP-COV03 es un fármaco antiviral de administración oral (principio activo: niclosamida) desarrollado como tratamiento universal para las enfermedades víricas, incluida la COVID-19. El CP-COV03 es un innovador agente antiviral de amplio espectro con una acción farmacológica que ayuda a las células humanas a eliminar los virus mediante la promoción del mecanismo de "autofagia", en el que las células reconocen al virus como una sustancia extraña y lo eliminan por sí mismas.

Si se confirma que el CP-COV03 es eficaz contra el COVID-19 en este estudio clínico, significa que ha nacido un fármaco antiviral universal no sólo para el COVID-19 y sus variantes, sino también para casi todos los demás virus, como la gripe, la hepatitis, el sida, el ébola y el herpes. Se espera que un resultado favorable del estudio se convierta en un "disparo de bengala" que señale el nacimiento del fármaco antiviral universal. Los agentes antivirales existentes que inhiben la replicación de virus específicos tienen un rango limitado de pacientes permitidos debido a la toxicidad del fármaco, y es probable que provoquen la resistencia del virus a los medicamentos.

El CP-COV03, al tener las características de un nuevo mecanismo antiviral que se dirige a las células, está libre de estos problemas. El CP-COV03, que se encuentra en la fase 2 del ensayo clínico, y que tiene como objetivo el lanzamiento de un fármaco antiviral universal, se asemeja en muchos aspectos a la prueba de eficacia de la penicilina en humanos realizada en 1941, y está atrayendo un extraordinario interés por parte de la sociedad científica. La penicilina, el primer antibiótico universal del mundo, es un fármaco desarrollado a partir del mecanismo de inhibición de la formación de la pared celular bacteriana mediante sustancias antibacterianas procedentes del moho azul. El nacimiento de la penicilina liberó a la humanidad del miedo a las bacterias.

Se espera que el CP-COV03, como agente antiviral de amplio espectro, permita un rápido tratamiento preventivo de las infecciones virales, evitando así las pandemias de virus. Si esto ocurre, se espera que suponga un cambio importante en el actual sistema de respuesta a los virus, que depende principalmente de las vacunas para las infecciones virales en grupo. El desarrollo de la "penicilina", un importante antibiótico, se considera uno de los 10 hitos en el campo de la medicina del siglo XX.

La penicilina fue descubierta accidentalmente a partir de moho azul en 1928 por el bacteriólogo escocés Alexander Fleming, pero no consiguió desarrollar un agente antibacteriano. Sin embargo, un estudio de seguimiento realizado por Howard Florey y Ernst Chain, dos científicos de la Universidad de Oxford (Inglaterra), condujo al desarrollo del primer antibiótico del mundo en 1942. En la Primera Guerra Mundial, la tasa de mortalidad por neumonía bacteriana alcanzó la friolera del 18%, pero descendió a menos del 1% en la Segunda Guerra Mundial la penicilina.

La penicilina es un fármaco desarrollado a partir del mecanismo por el que el moho azul (nombre científico Penicillium), un microorganismo, crea sustancias antibacterianas por sí mismo para sobrevivir al ataque de las bacterias, inhibiendo y esterilizando la formación de la pared celular de las mismas. El descubrimiento de un mecanismo capaz de matar a las bacterias, y de una sustancia que ejerce ese mecanismo, hizo de la penicilina uno de los grandes medicamentos del siglo XX. Como la penicilina ejerce efectos antibacterianos no sólo contra los estafilococos, sino también contra los estreptococos, la meningitis, la gonorrea, la difteria y una amplia gama de otras infecciones bacterianas, el ser humano se ha liberado por fin del miedo a las bacterias.

Aunque la humanidad ha ganado la batalla contra las bacterias al desarrollar un antibiótico tan eficaz, todavía no existe un tratamiento universal eficaz como la penicilina para las principales infecciones víricas. Al igual que la penicilina, que erradica varias bacterias, no se ha encontrado ningún mecanismo que elimine los virus, independientemente de su tipo, ni una sustancia con tal acción farmacológica. Las células humanas se autodescomponen y reciclan las proteínas innecesarias en su interior.

Esto se llama la acción de "autofagia" de las células. Las células también se protegen del ataque de bacterias o virus a través de dicha autofagia, que puede considerarse como una especie de acción inmunitaria. Las investigaciones relacionadas con la autofagia celular comenzaron a mediados de la década de 1950.

En esa época, los científicos descubrieron que existen pequeños órganos dentro de la célula que descomponen las sustancias. Después, en 1974, el científico belga Christian Debub, ganador del Premio Nobel de Fisiología o Medicina, confirmó que los componentes innecesarios de las células eran descompuestos por estos órganos, y lo denominó autofagia. El científico japonés Yoshinori Ohsumi fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2016 por descubrir un gen que desempeña un papel importante en la autofagia.

Se sabe que los virus que contienen proteínas inhiben la autofagia de las células para evitar que sean degradados por la autofagia cuando invaden una célula huésped. Sin embargo, se ha confirmado a través de diversos estudios y experimentos en la comunidad científica que la niclosamida tiene una acción farmacológica que promueve inversamente la autofagia de las células.