Christie, que fue asesor de la exitosa campaña de Trump en 2016, pero que desde entonces se ha convertido en un fuerte crítico por sus falsas afirmaciones de que las elecciones de 2020 estuvieron amañadas, lanzó su candidatura a la Casa Blanca en un acto al estilo de un ayuntamiento en el Saint Anselm College de Manchester, Nuevo Hampshire.

Ex fiscal federal, Christie, de 60 años, se dirigió directamente contra Trump, acusándole de eludir la responsabilidad por los errores y de preocuparse sólo por su propio ego.

"Un solitario, autoconsumido, que se sirve a sí mismo, un cerdo de espejos, no es un líder", dijo.

Sin embargo, a Christie no le ha ido bien hasta ahora en las encuestas de opinión pública. Obtuvo apenas un 1% de apoyo de los posibles votantes de las primarias republicanas en una encuesta de Reuters/Ipsos realizada en mayo, en comparación con el 49% de apoyo de Trump y el 19% del gobernador de Florida, Ron DeSantis.

Otros republicanos que buscan desafiar al presidente Joe Biden son la ex embajadora ante la ONU Nikki Haley y el senador estadounidense Tim Scott. El ex vicepresidente Mike Pence tiene previsto entrar en la carrera el miércoles.

Christie se presentó a las elecciones presidenciales de 2016, pero puso fin a su candidatura tras un decepcionante final en las primarias de Nuevo Hampshire y se convirtió en la primera figura importante del partido en lanzar su apoyo a Trump.

Desde entonces, ha instado a los republicanos a desautorizar las afirmaciones de Trump sobre las elecciones de 2020 y ha dicho a los periodistas que no votaría a Trump en 2024, incluso si éste ganara la nominación.

Esa estrategia puede atraer a los votantes republicanos que están dispuestos a dejar atrás a Trump, pero sigue sin estar claro si algún republicano puede imponerse sin el apoyo de la base aún leal de Trump.

Como perdedor, Christie podría acabar desempeñando el papel de aguafiestas, una posición que ya ocupó en 2016, cuando su disección del senador estadounidense Marco Rubio en un debate días antes de que Christie abandonara la carrera frenó el impulso de Rubio.

Christie emergió por primera vez como figura nacional gracias a sus dos mandatos, de 2009 a 2017, como gobernador de Nueva Jersey, de tendencia demócrata, donde su enfoque polémico de la política le valió el aplauso de los admiradores y acusaciones de matonismo por parte de los detractores.

Su mandato se vio empañado por el llamado escándalo "Bridgegate", en el que dos aliados cerraron deliberadamente carriles en el muy transitado puente George Washington entre Nueva Jersey y Nueva York para castigar a un alcalde local por no respaldar la reelección de Christie.

Christie ha dicho que desconocía el complot en ese momento, pero los testigos en un juicio penal de los dos aliados declararon que el gobernador sabía de los cierres de carriles.

A pesar de su temprano apoyo a Trump, Christie fue descartado para vicepresidente y para fiscal general, y fue despedido como jefe del equipo de transición de Trump apenas tres días después de las elecciones de 2016.