La planta de Grottaglie, en la región de Apulia, fabrica dos secciones del avión 787 de Boeing y los retrasos en el programa de aviones del grupo estadounidense han mermado su ritmo de producción, por lo que más de 900 de los casi 1.200 trabajadores han sido despedidos de forma escalonada hasta el 5 de enero.
Alessio La Tartara, representante local del sindicato UILM en la planta, dijo a Reuters que representantes de los principales sindicatos se reunirían con ejecutivos de Leonardo en Roma a mediados de diciembre para discutir la evolución de la situación en Grottaglie después de esa fecha.
En la actualización de la estrategia del grupo en marzo se espera un plan para revisar la unidad de aeroestructuras más amplia, que emplea a unas 4.000 personas en cuatro plantas situadas en el deprimido sur de Italia.
El consejero delegado Roberto Cingolani dijo a principios de este mes que la empresa controlada por el Estado está buscando nuevas oportunidades de negocio para la división, que no puede depender principalmente de un solo cliente.
Cingolani dijo que Leonardo estaba considerando una escisión del negocio deficitario, así como alianzas con socios para ayudar a reestructurarlo.
"Tememos que una escisión pueda traducirse en una pérdida de producción y de puestos de trabajo, algo que sería devastador para la región", declaró La Tartara a Reuters.
Un portavoz de Leonardo dijo que aún no se ha fijado una fecha para las conversaciones con los sindicatos.
Desde los comentarios de Cingolani sobre la posible escisión, los sindicatos han recibido garantías de la empresa de que el negocio de aeroestructuras no se vendería.
Sin embargo, los representantes de los trabajadores están buscando más información sobre los posibles socios para la división y los planes para una remodelación.