Guillermo, el heredero al trono, caminó detrás de su padre, el rey Carlos, y codo con codo con su hermano menor, el príncipe Harry, durante la solemne procesión del miércoles que llevó a la difunta reina Isabel desde el Palacio de Buckingham hasta Westminster Hall.

"La caminata de ayer fue un reto", dijo Guillermo a los miembros del público que se solidarizaban con él por su pérdida mientras veía las flores depositadas fuera de la finca real de Sandringham, en el este de Inglaterra, para honrar a la reina.

"Me trajo algunos recuerdos", se le pudo oír decir en las imágenes de vídeo del intercambio del jueves.

Guillermo y Harry, que entonces tenían 15 y 12 años, siguieron el féretro de su madre, la princesa Diana, por el centro de Londres ante la mirada de los medios de comunicación de todo el mundo, después de que muriera en un accidente de coche en París a los 36 años en 1997, una imagen que definió sus vidas.

Los hermanos, cuya relación se ha vuelto tensa en los últimos años, han hablado en el pasado del trauma duradero que soportaron tras la muerte de su madre y de aquel paseo, durante el cual mantuvieron una fachada estoica a pesar de su dolor.

Aunque las circunstancias eran diferentes esta vez, ya que la reina había fallecido pacíficamente a los 96 años en su casa de Escocia, había similitudes: la emoción, la solemne pompa y la sensación de un acontecimiento trascendental que se desarrollaba ante multitudes y cámaras.