Aunque aún lejos de la revolución que algunos predicen, la inteligencia artificial y los agentes conversacionales ya tienen una influencia concreta en nuestra vida cotidiana y, por lo tanto, en algunos sectores bien establecidos. Lejos de los escenarios alarmistas que anuncian la desaparición de la mitad de los puestos de trabajo (ya desmentidos por los investigadores del MIT), se empiezan a detectar las tareas directamente afectadas por la irrupción de la IA.

Los motores de búsqueda

En las últimas semanas ha habido varias señales. OpenAI ha integrado una función de búsqueda directa en ChatGPT, mientras que Apple está estudiando la posibilidad de añadir una capa de IA a su motor Safari. Como resultado inmediato, las acciones de Alphabet cayeron un 6%. La empresa matriz de Google, muy afectada, ha respondido rápidamente con una versión mejorada por Gemini, ya disponible para los usuarios estadounidenses. Las reglas del juego cambian rápidamente y los gigantes de la web ya no pueden permitirse el lujo de quedarse atrás.

La educación

En una línea similar, los agentes conversacionales se están imponiendo como herramientas de aprendizaje, especialmente para los idiomas. Ahora se puede pedir a ChatGPT que mantenga una conversación en inglés o español adaptándose a un nivel, o incluso que traduzca y responda en tu lugar. Estas funciones ponen en tela de juicio el interés de algunas suscripciones, como la de Duolingo. A pesar de su sólida rentabilidad bursátil desde enero (60%), la plataforma sufre una fuerte volatilidad. Y las recientes declaraciones de su director general, en las que mencionaba la sustitución de la mayoría de los empleados por IA, han desatado una oleada de protestas entre los usuarios.

La creación visual

Ilustradores, dobladores, músicos, autores, todos se preguntan por su futuro ante el auge de la IA generativa. En el mercado, es el sector visual el que se está llevando la peor parte. Dall-E, MidJourney y otros similares imponen un ritmo frenético. Adobe, para seguirles el paso, ha lanzado Firefly, su respuesta propia. Pero, a pesar de un lanzamiento prometedor, los usuarios no parecen muy convencidos. La herramienta no ha encontrado su público.

La publicidad digital

El lunes 2 de junio, el Wall Street Journal reveló que Meta ahora apunta al sector publicitario. El objetivo es que, para finales de 2025, todo el proceso lo lleve a cabo su propia IA. Tras el anuncio, las acciones de Publicis y WPP se desplomaron un 4% y un 3%, respectivamente. Como explicaba nuestro compañero Thomas Barnet: «Meta pretende convertirse en una ventanilla única en la que cualquier empresa, grande o pequeña, solo tenga que formular sus objetivos y la IA se encargará del resto. Un sueño para las pymes, un quebradero de cabeza para las agencias tradicionales».

La relación con el cliente

Los agentes conversacionales, tanto escritos como orales, están cambiando profundamente el panorama del servicio al cliente. La empresa Teleperformance lo está pagando caro: se estanca en niveles bursátiles equivalentes a los de 2016, por no haber sabido gestionar la transición tecnológica. Por el contrario, Klarna lo ha apostado todo llevando al extremo su asistencia mediante IA. El resultado ha sido un fracaso y un paso atrás para esta tecnofinanciera sueca, que ahora deberá replantearse su estrategia.