Cursor, una joven empresa de San Francisco capaz de sugerir, completar o redactar grandes secciones de código de forma autónoma, captó 900 millones USD en mayo y ha propulsado su valoración a los 10.000 millones USD. Entre los inversores se encuentran Thrive Capital, Andreessen Horowitz y Accel.
En Mountain View, Windsurf, creadora de la popular herramienta de codificación con IA Codeium, está actualmente en conversaciones para ser adquirida por OpenAI por 3.000 millones USD, según fuentes cercanas. Su herramienta permite traducir instrucciones en lenguaje natural a líneas de código, una práctica a veces denominada «vibe coding», que abre la programación a los no iniciados. OpenAI y Windsurf han rehusado hacer comentarios.
«Todo el trabajo repetitivo y tedioso ha sido automatizado por la IA», afirma Scott Wu, director ejecutivo de Cognition, otra empresa emergente del sector. «El papel del desarrollador de software ya ha cambiado radicalmente. Ya no se trata de sintaxis esotérica».
Los fundadores de estas empresas y sus inversores consideran que se encuentran inmersos en una auténtica carrera contrarreloj, en la que buscan alcanzar una masa crítica de usuarios para imponer su herramienta como modelo del sector.
Pero la dependencia de modelos de IA diseñados por terceros como OpenAI, Anthropic o DeepSeek pesa mucho en sus finanzas. El coste por consulta aumenta y ninguna de estas jóvenes empresas es aún rentable. Además, deben hacer frente a la llegada de pesos pesados: Alphabet, Microsoft y OpenAI lanzaron nuevos productos de programación en mayo, y Anthropic está trabajando en un proyecto similar, según dos fuentes.
Estas empresas deben crecer en el mismo jardín de los gigantes. GitHub Copilot de Microsoft, pionera en esta tecnología lanzada en 2021, habría generado más de 500 millones USD de ingresos en 2024, según una fuente. Microsoft no ha comentado esta cifra, pero indicó en abril que Copilot cuenta ahora con más de 15 millones de usuarios.
El futuro de la formación en programación en entredicho
El auge de la IA en el desarrollo de software podría suponer el fin de algunas profesiones, en particular los puestos junior, a menudo asociados a tareas repetitivas.
El fondo Signalfire señala una caída del 24% en la contratación de desarrolladores con menos de un año de experiencia en 2024, un descenso atribuido a la sustitución progresiva de estos puestos por herramientas de IA.
En Google, más del 30% del código ya estaría generado por IA, según su director general. Andy Jassy, de Amazon, afirma que la empresa ha ahorrado el equivalente a 4.500 años de trabajo de desarrolladores gracias a la IA. Por su parte, Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, estimó en mayo que entre el 20% y el 30% del código producido en la empresa era fruto de la IA. Ese mismo mes, Microsoft anunció 6.000 recortes de puestos de trabajo en todo el mundo, de los cuales más del 40% afectan a desarrolladores en el estado de Washington.
«Queremos crear una IA que haga a los desarrolladores más productivos, más creativos y les ahorre tiempo», afirmó un portavoz de Microsoft. «Esto implica cambios de funciones, pero la inteligencia humana sigue siendo el núcleo del desarrollo de software», añadió.
Fuertes aumentos de los ingresos, pero mayores pérdidas
Algunos actores del «vibe coding» ya registran unos ingresos recurrentes impresionantes. Cursor, con solo 60 empleados, alcanzó los 100 millones USD de ingresos anuales a principios de 2025, menos de dos años después de su creación. Windsurf, lanzada en 2021, lanzó su producto en noviembre de 2024 y ya genera 50 millones USD de ingresos anuales, según una fuente.
Sin embargo, ambas actúan con márgenes brutos negativos, ya que sus gastos superan a los ingresos, según cuatro fuentes cercanas a su situación financiera. «El precio de los asistentes de codificación seguirá subiendo», advierte Quinn Slack, director ejecutivo de Sourcegraph.
Cursor y Windsurf encarnan el entusiasmo actual en el mundo de las start-ups de IA. Ambas están dirigidas por jóvenes graduados del Instituto Tecnológico de Massachusetts recién salidos de la universidad. «No había visto a gente trabajar tanto desde la primera burbuja de internet», señala Martín Casado, socio de Andreessen Horowitz, inversor en Anysphere, empresa matriz de Cursor.
Queda por ver si estas empresas lograrán fidelizar a sus clientes mientras los gigantes del sector pasan a la ofensiva. «En muchos casos, no se trata de tener la mejor tecnología, sino de saber utilizarla y venderla mejor que los demás», analiza Scott Raney, director de Redpoint Ventures, inversor en Sourcegraph y Poolside, una start-up que desarrolla su propio modelo de IA.
Hacia modelos propietarios
La mayoría de las jóvenes empresas de codificación se basan actualmente en el modelo Claude de Anthropic, que superó los 3.000 millones USD de ingresos anuales en mayo, en gran parte gracias a las tarifas que pagan estas start-ups.
Pero algunas están intentando recuperar el control. Windsurf anunció en mayo el lanzamiento de sus primeros modelos propios, optimizados para el desarrollo de software. Por su parte, Cursor ha contratado a un equipo de investigadores para preentrenar modelos denominados «fronterizos», con el fin de reducir su dependencia de terceros proveedores, según dos fuentes.
Formar modelos propios sigue siendo un reto colosal, debido a los costes de cálculo que conlleva, que ascienden a millones USD. Replit ha abandonado recientemente esta ambición. Poolside, que ha conseguido más de 600 millones, se ha asociado con Amazon Web Services y en la actualidad está llevando a cabo pruebas con sus clientes, sin comercialización al público en general hasta la fecha.
Magic Dev, otro actor del sector que ha captado cerca de 500 millones desde 2023, había prometido un modelo de IA de vanguardia para el verano de 2024, pero aún no ha lanzado ningún producto.