El futuro debía construirse en torno a una plataforma de distribución abierta, Steam, y a la monetización de la vasta cartera de propiedad intelectual de Nintendo, sobre todo a través del cine y los parques temáticos.

Sin embargo, la consigna en Nintendo -y, en general, en Japón- sigue siendo: "despacio pero seguro". Quizás esto explique por qué varios de los inversores en cuestión se han echado atrás desde entonces.

La primera en hacerlo ha sido la estadounidense ValueAct, experta en plataformas basadas en suscripciones a raíz de sus inversiones en Adobe y el New York Times.

El otro gran nombre que apareció en escena con gran revuelo, el fondo soberano saudí -se sabe que el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, es un avezado jugador- ha reducido su participación en un tercio en las últimas semanas.

¿Fue la decepción con los resultados de Nintendo o el ritmo demasiado lento del cambio? En cinco años, sin embargo, la capitalización bursátil y el beneficio neto de la empresa japonesa se han duplicado. Al menos en JPY.

En USD, la cosa cambia. Como el yen se deprecia constantemente frente a la divisa estadounidense, en esta última las ventas han disminuido y los ingresos netos se han mostrado erráticos.

Convertida a USD, la cotización apenas ha variado en cinco años. Hasta el mes pasado, cuando empezaron a circular rumores sobre el inminente lanzamiento de la Switch 2.

La tesis de inversión original sigue siendo válida. La nueva consola portátil de Nintendo acogerá superéxitos como Call of Duty; se están desarrollando nuevas películas basadas en Mario y Zelda, y los futuros parques temáticos están generando un enorme entusiasmo al otro lado del Atlántico.

Mientras Nintendo depende cada vez menos del ciclo de las consolas -esa es la ambición estratégica del grupo-, hay que recordar que también explota la propiedad intelectual más lucrativa del mundo: la franquicia Pokémon, que ha generado 100.000 millones USD en ingresos desde su creación.

Estos puntos fuertes son destacados por los accionistas, que sostienen que el valor de empresa de la compañía japonesa, de unas veinte veces el beneficio operativo -el doble de su media de cinco años-, está más que justificado, aunque implique hacer la vista gorda a la tendencia a largo plazo del yen frente al dólar…