Nvidia y otros valores relacionados con la inteligencia artificial (IA) están experimentando un retroceso a medida que se reajustan las expectativas. En los últimos meses, cualquier empresa que mencionara la IA veía subir sus acciones, alimentadas por el optimismo generalizado hacia la IA. Sin embargo, tras los recientes anuncios de ASML y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), los inversores están empezando a analizar más detenidamente las promesas que rodean a la IA, cuestionando su viabilidad y su impacto a largo plazo. Este cuestionamiento ha provocado un aumento del escepticismo, lo que ha llevado a los directivos de las empresas a reevaluar sus comunicaciones para tranquilizar a los inversores. La clave para los inversores consistirá ahora en determinar si la IA aporta un cambio tangible a los productos y servicios que se ofrecen y si representa un valor real en lugar de un mero argumento de venta.

 


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